Cap 3º La espiral

-Wiiiiii.- Y ambos comenzaron a hacer la croqueta.

Y cuando pararon, Deyndra estaba sobre Noche.

Deyndra acarició la mejilla de su amado, con suma dulzura. Le besó salvaje y apasionadamente, intentándole transmitir el tsunami que sentía dentro de ella.

Rió de alegría, y de placer.

Y Noche se estremeció con su risa, apretó el culo, y se pegó mas a ella buscando unir cada centímetro de sus cuerpos, sin dejar ni un ápice de piel sin contatar, desapareciendo su pijama y quedándo solo su gorrito de dormir.

La diosa separó sus labios de los de Noche, y sólo pudo musitar..


-Te amo.

Noche sonrió y frotó su nariz con la de Deyndra.

-Y yo a ti mi vida.

Aspiró el aroma de su pelo y suspiró, mirando sus rasgos bajo los rayos de luna que la iluminaban esa noche.

Acercando los labios al oido de la diosa, le susurró muy bajito, para que solo ella pudiera oirle:

-Te amé desde el primer momento que te vi, desde la primera vez que te enfadaste conmigo, desde la primera vez que descubriste mis engaños, desde la primera vez que lloraste, desde la primera vez que me dijiste que me querías, desde la primera vez que te amé y asustamos a las estrellas, que ruborizadas se escondieron detrás de la luna.

Siepre te he amado, y siempre te amaré, cada vez más, pues a cada momento me enamoras mas...

Deyndra se dejó amar por Noche durante largas horas.

Noche se despertó tumbado al lado de Deyndra, ya de día.
Sonrió y la tomó en brazos llevándola a la cama, donde la dejó tapada y durmiendo.

Luego se acercó a la habitacion de la pequeña, para ver que tal estaba cuandoooo....

-Eh, eh, ¿qué haces?-preuntó la niñita.-¿Sabes dónde esta mi mami? ¡Quiero ir con mi mami!.-y comenzó a gritar, quejarse, lloriquear y patalear.

Noche cogió en brazos a la pequeña resisitiendo los arañazos y pataleos y la llevó a la cama de su habitación donde Deyndra dormía desnuda entre las sábanas, que parecían acariciar su cuerpo con la suave brisa que entraba por la ventana.

Noche hizo gesto de silencio, pero la tripita de la niña sonó levemente.

El joven puso cara de sorpresa y le preguntó por señas si quería desayunar algo rico.

Coralia cogió el dedo meñique de su padre y lo siguió..

Y de esta manera Noche la condijo a la cocina tratándola como a una reina, la sentó en su sillón-trono sobre un enorme y mullido cojín rojo de encaje y le preguntó que quería para desayunar sonriente.

La niña encogió sus hombros y siguió con la mirada a Noche.

Noche se frotó el mentón dramáticamente y luego chasqueó un dedo con cara ilusionada.

-¿Qué taaaaaal, unas tortitas felices, como las que le ahcía a tu hermanito cuando tenía tu edad, te apetecen con un tazón de leche caliente?

La niña, apesar de su corta edad enarcó una ceja.

-Uhmm.. nah..-dijo con su voz cantarina

Noche se decidió por otra cosa.

-¿Gachas verdes del pantano?

-¡Qué asco!