Residencia de Jason Bathory y Kael Shade
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La cripta :: París :: Zona Residencial
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Residencia de Jason Bathory y Kael Shade
Hablamos de un chalet ni demasiado grande, ni demasiado ostentoso, de colores claros y grandes ventanales por los cuales, durante el día, entra un sol lo suficiente intenso como para no tener que disponer de luz eléctrica. De noche, la ilumianción se activa sola, arrojando tenues y acogedoras luces a los salones y habitaciónes privadas.
Un gran jardín rodea la casa, bien recortado y cuidado (demasiado para ser Jason Bathory uno de los titulares de la propiedad) con algún que otro columpio que, irónicamente, parece apuntar a la estructura como un hogar puramente familiar. Tras el chalet, una enorme piscina cuadrada sirve para refrescarse en verano, o tomarse un baño climatizado en invierno, junto a un par de mesas de jardín y varias sillas, a la sombra de alguna que otra sombrilla de gran tamaño y, a opinar de los dueños, colores muy maricas.
El interior ya es otra cosa, ya que está dividido plenamente en dos formas decorativas totalmente opuestas. Prácticamente Luz y Oscuridad.
El Ala Oeste de la casa luce ambientada en el estilo metalero industrial más extremo; Sillones de cuero negro con apliques metálicos, mesas de acero, planchas de hierro en las paredes y una iluminación semejante a la de una fábrica (mayormente, neones fosforito de tonos oscuro). Es la zona de la vivienda en la que se encuentran todos los equipos de música o aparatos de reproducción de los dueños.
El Ala Este, para gran desgracia de Jason, ha sido decorada por el propio Kael, luciendo, cómo no, de una forma pijotera y enrabietante hasta la náusea. Armarios llenos a rebosar de ropita de lo más "In" de marcas que harían que un muerto se alzase y escupiese contra su propia tumba, gafas Ray-Ban hasta en la sopa, y todo bien iluminado y situado. En esta zona hay droga oculta hasta en el agua de los floreros, la mayoría oculta por Shade con la intención de no ser pillado en sus trapicheos narcotraficantes.
Es cara en general (Ha costado la mitad de la fortuna de ambos), y consta de los últimos sistemas de inteligencia doméstica, así como modernos métodos de vigilancia y protección. Entras, y desde ese mismo momento, pasas a ser propiedad de Jason Bathory y Kael Shade, y si ellos te quieren dejar salir, pues suerte que ha tenido. Aunque generalmente no suelen aceptar visitas, ya que permanecen en un eterno estado de ofuscación sexual que hace que piensen en poco más que en ellos mismos. Ah, y también está Keops, la gata persa mascota de Bathory. Tenía una casita para gatos cerca de la piscina, pero al caerse siempre el felino y quedar como un trapo sin escurrir, Jason acabó trasladándola dentro.
Un gran jardín rodea la casa, bien recortado y cuidado (demasiado para ser Jason Bathory uno de los titulares de la propiedad) con algún que otro columpio que, irónicamente, parece apuntar a la estructura como un hogar puramente familiar. Tras el chalet, una enorme piscina cuadrada sirve para refrescarse en verano, o tomarse un baño climatizado en invierno, junto a un par de mesas de jardín y varias sillas, a la sombra de alguna que otra sombrilla de gran tamaño y, a opinar de los dueños, colores muy maricas.
El interior ya es otra cosa, ya que está dividido plenamente en dos formas decorativas totalmente opuestas. Prácticamente Luz y Oscuridad.
El Ala Oeste de la casa luce ambientada en el estilo metalero industrial más extremo; Sillones de cuero negro con apliques metálicos, mesas de acero, planchas de hierro en las paredes y una iluminación semejante a la de una fábrica (mayormente, neones fosforito de tonos oscuro). Es la zona de la vivienda en la que se encuentran todos los equipos de música o aparatos de reproducción de los dueños.
El Ala Este, para gran desgracia de Jason, ha sido decorada por el propio Kael, luciendo, cómo no, de una forma pijotera y enrabietante hasta la náusea. Armarios llenos a rebosar de ropita de lo más "In" de marcas que harían que un muerto se alzase y escupiese contra su propia tumba, gafas Ray-Ban hasta en la sopa, y todo bien iluminado y situado. En esta zona hay droga oculta hasta en el agua de los floreros, la mayoría oculta por Shade con la intención de no ser pillado en sus trapicheos narcotraficantes.
Es cara en general (Ha costado la mitad de la fortuna de ambos), y consta de los últimos sistemas de inteligencia doméstica, así como modernos métodos de vigilancia y protección. Entras, y desde ese mismo momento, pasas a ser propiedad de Jason Bathory y Kael Shade, y si ellos te quieren dejar salir, pues suerte que ha tenido. Aunque generalmente no suelen aceptar visitas, ya que permanecen en un eterno estado de ofuscación sexual que hace que piensen en poco más que en ellos mismos. Ah, y también está Keops, la gata persa mascota de Bathory. Tenía una casita para gatos cerca de la piscina, pero al caerse siempre el felino y quedar como un trapo sin escurrir, Jason acabó trasladándola dentro.
Última edición por Jason Bathory el Dom Nov 30, 2008 4:17 am, editado 1 vez
Jason Bathory- Alma sin experiencia alguna
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Localización : Diciéndole a Kael que no le de ordenes a Keops x_¬
Fecha de inscripción : 28/11/2008
Re: Residencia de Jason Bathory y Kael Shade
FDR: Pues helo aquí
Un fuerte sonido, como el retumbar de un terremoto, estalló en mitad de un discreto conjunto de casas, cerca del centro de París. Eran altas horas de la noche, y un negro manto tapizado con alguna que otra estrella se extendía sobre el lugar, con lo que alguna que otra ventana se encendió dentro de los hogares que se alzaban en paralelo a ambos lados de una misma carretera, bien cuidada y asfaltada.
El rugido de una potentísima moto Yamaha V-Max resonó en la carretera forestal de aquella tedioooooooooooosa zona residencial de la Ciudad de la Luz. Sobre ella, un hombre alto y de aspecto agresivo -ropa negra, de cuero, metal, casco- conducía el vehículo, siendo abrazado por otro de menor estatura, vestido con colores algo más claros. Jason giró su ojo, oculto parcialmente tras el cristal ahumado del casco, buscando el número de su casa. De su nueva casa. O de la nueva casa de ambos, mejor dicho. Sí, definitivamente, había pasado lo que ambos, Kael y él, sabían que pasaría. Habían tenido que largarse de YC cagando leches. ¿Por qué? Obvio, la santa policía. Atraco a mano armada e intento de homicidio. Me cago en la puta, a cualquier bobada le llaman ya "Homicidio". A ver, que el tío se quedó sin pierna, vale, pero tenía otra. Mira, si se terciaba, pues Jason le pagaba la mitad del bastón.
Sí, la pasma estaría muy llena de cabrones bien follables, pero anda que no tocaba los cojones de la gente normal y corriente, humilde, trabajadora y honrada como Jason Bathory o Kael Shade.
Con un giro de muñeca, forzó el acelerador, haciendo que la moto crujiese. Perdió su mirada entre las enormes casas que iban desfilando en torno a ambos, todas de un aspecto multimillonario y amariconado de morirse. No por nada se habían gastado la mitad de todo su dinero en pillar ese chalet.
Se había divertido en aquella ciudad que dejaba atrás, para qué negarlo. Y de hecho la tenía mucho cariño, pero por otro lado, la guardaba en su memoria con algo cercano al rencor. Allí había sufrido mucho, había rozado a la muerte con los putos dedos, y había salido ileso de milagro. Habían pasado demasiadas cosas, algunas buenas, y otras malas. Demasiado malas. Por su mente pasaron fugazmente las imágenes de dos hombres, totalmente decapitados, sus sesos y pequeños fragmentos de hueso estampados en las paredes de un prostíbulo, seguidos de la imagen de un enorme hombre de aspecto mecánico, acercándose a él. Apestoso y supurante.
Cerró su ojo, sin importarle una mierda la seguridad vial, intentando ahuyentar aquellos flashes de su cabeza. Y luego, continuó pensando el ex-cantante, teníamos lo bueno de YC. ¿Qué hacía de YC un lugar maravilloso? Kael Shade, simple y llanamente. Era lo único realmente valioso que podía llevarse de aquella población. Él hacía que cualquier sitio fuese bueno para Jason, de modo que si consiguió que Yellow fuese un lugar más divertido y agradable, sin duda, también se daría el caso en París.
Jason frenó de pronto, sintiendo como su cuerpo se sacudía, y como Kael se estampaba contra su espalda como si de una mosca se tratase. Inclinó la moto, clavando un pie, cubierto por una férrea bota negra en el suelo con un fuerte "clanck". Ahá, el número 7. Habían llegado.
Ante ellos se alzaba una enorme casa-chalet, tan rebuscada y fastuosa como la demás en aquella sarasada de barrio. ¡Oh, milagro! ¡Los pijos han conseguido hallar la fórmula de fusionar los conceptos "Bosque" y "Ciudad"!, ¡Y dando como resultado la calle de Polly Pocket!. Aplausos, aplausos, muchos aplausos.
Simplemente, Jason estaba acojonado. Comedme la polla, sin acritud, pero comedme la polla.
Con un fluido movimiento, se bajó de la moto, quitándose el casco decorado con llamas de la cabeza. Al instante, una feroz melena negra de aspecto enzarzado se derramó sobre sus hombros, y semi ocultó un rostro totalmente escéptico. Su parche continuaba tal y como siempre, ocultando su ojo derecho dejando ver un imponente símbolo de triple luna de plata. Un elemento que nunca se quitaba, y que escondía una herida que tan solo una persona había visto en su vida.
¿Qué coño hacía él allí, ahora que lo pensaba?. Puta mierda, él quería un piso, un apartamento en el centro, y no la puta casa que usan para los anuncios de los huevos Kinder. En tanto espacio, Kael podía escapársele y esconderse si no quería sexo con él...
Sacudió la cabeza, alzando una ceja, incrédulo. No, eso no era posible, coño, si era Kael. Si no pensaba en otra cosa.
-Pues menuda mierda. Así de claro -murmuró, observando la estructura de su nueva casa. No era lo más inteligente que podía haber dicho, pero desde luego, le salió del alma-. La mudanza, según me dijo la puta de la agencia de transportes, ya está hecha. Así que nuestras cosas (es decir, la droga, el dinero y las balas) están dentro -se giró a Kael, y se quedó un rato estudiándole mientras este bajaba de la moto. Hm... echaba algo en falta. Algo. Algo. ¿Qué algo? ¡Ah, coño! Ya sabía.
-¡Tch! Eh, ni te muevas -ordenó, serio.
Se acercó a él pisando con fuerza, y le colocó una mano en el pecho, tumbándole de nuevo en la moto e impidiéndole que se levantase. Jason se tendió sobre él con medio cuerpo, aplastándole y quedando ambos echados sobre el sillín, a la misma altura. Se quedó un rato mirándole a los ojos, simplemente clavando aquel reflejo rojo lleno de pasión, de furia, y generalmente de un cabreo de los monumentales. Era el estado normal de Jason: El cabreo.
Sin contenerse ni un santo segundo más, se lanzó a sus labios, devorándolos con hambre contenida a lo largo de todo el viaje. Había sentido los brazos de Kael aferrándose a su estómago toooooodo el puto viaje, y el calentón que llevaba era de los que hacían que pudieses freír huevos en tu frente. Invadió el interior de la boca del otro, lamiéndolo y explorándolo con total impunidad (qué coño, si era suya...) , entrelazando la lengua de Kael con la suya. Un beso a lo warro, un beso a la Jason, y esas cosas.
Se separó, extrayendo la lengua y dándole un enorme lametón a los labios que acababa de comerse, y ahora ya sí, se levantó y continuó mirando el chalet con cara de mancha de moho. Como si tal cosa.
-Ahora ya si eso puessss te puedes levantar -dijo, sacudiendo una mano hacia la moto, quitándole toda la importancia. Ahora que la veía bien... Hm, la veía demasiado perfecta, demasiado impropia. Arqueó una ceja con una pícara sonrisa-. Voy a bautizarla, ¿Vale?, Mira, mira -introdujo la mano en el interior de su chaqueta de cuero negro, rebuscando con gesto de concentración.
Al cabo de unos segundos, la mano de Jason reapareció portando una enorme pistola de metal negro, más grande de lo normal (y de lo legalmente establecido), en cuyo cañón se podían leer, claramente a la luz de las farolas, la inscripción "Jason" grabada. Alzó su brazo, ceremonial, y poniendo carita de bueno y solemne, murmuró-. Yo te declaro "Casa".
A ver a ver... El cañón fue apuntando a diversos lugares en la fachada; ventanas... pared... techo... Nah, ventanas. Escogió una del segundo piso, que no le gustaba. No sabía porqué, pero no le gustaba y ya. Fijó el blanco, y disparó. El bombazo resultado de la detonación fue tan, o más ensordecedor que el causado por su moto al llegar a la urbanización. Si los vecinos se despertaban, pues que volviesen a dormirse, o que se suicidasen y así dormían todo lo que quisieran Y MÁS.
La ventana estalló en mil pedazos, derramando una generosa lluvia de cristales sobre el jardín. Jason recogió la pistola, apoyándola contra su pecho en una postura abrumada.
-Cuando tengamos un hijo, Kael, lo bautizaremos igual -aseguró con su profunda voz, falsamente tomada por la emoción. De repente, Jason tenía ganas de bautizar cosas.
Un fuerte sonido, como el retumbar de un terremoto, estalló en mitad de un discreto conjunto de casas, cerca del centro de París. Eran altas horas de la noche, y un negro manto tapizado con alguna que otra estrella se extendía sobre el lugar, con lo que alguna que otra ventana se encendió dentro de los hogares que se alzaban en paralelo a ambos lados de una misma carretera, bien cuidada y asfaltada.
El rugido de una potentísima moto Yamaha V-Max resonó en la carretera forestal de aquella tedioooooooooooosa zona residencial de la Ciudad de la Luz. Sobre ella, un hombre alto y de aspecto agresivo -ropa negra, de cuero, metal, casco- conducía el vehículo, siendo abrazado por otro de menor estatura, vestido con colores algo más claros. Jason giró su ojo, oculto parcialmente tras el cristal ahumado del casco, buscando el número de su casa. De su nueva casa. O de la nueva casa de ambos, mejor dicho. Sí, definitivamente, había pasado lo que ambos, Kael y él, sabían que pasaría. Habían tenido que largarse de YC cagando leches. ¿Por qué? Obvio, la santa policía. Atraco a mano armada e intento de homicidio. Me cago en la puta, a cualquier bobada le llaman ya "Homicidio". A ver, que el tío se quedó sin pierna, vale, pero tenía otra. Mira, si se terciaba, pues Jason le pagaba la mitad del bastón.
Sí, la pasma estaría muy llena de cabrones bien follables, pero anda que no tocaba los cojones de la gente normal y corriente, humilde, trabajadora y honrada como Jason Bathory o Kael Shade.
Con un giro de muñeca, forzó el acelerador, haciendo que la moto crujiese. Perdió su mirada entre las enormes casas que iban desfilando en torno a ambos, todas de un aspecto multimillonario y amariconado de morirse. No por nada se habían gastado la mitad de todo su dinero en pillar ese chalet.
Se había divertido en aquella ciudad que dejaba atrás, para qué negarlo. Y de hecho la tenía mucho cariño, pero por otro lado, la guardaba en su memoria con algo cercano al rencor. Allí había sufrido mucho, había rozado a la muerte con los putos dedos, y había salido ileso de milagro. Habían pasado demasiadas cosas, algunas buenas, y otras malas. Demasiado malas. Por su mente pasaron fugazmente las imágenes de dos hombres, totalmente decapitados, sus sesos y pequeños fragmentos de hueso estampados en las paredes de un prostíbulo, seguidos de la imagen de un enorme hombre de aspecto mecánico, acercándose a él. Apestoso y supurante.
Cerró su ojo, sin importarle una mierda la seguridad vial, intentando ahuyentar aquellos flashes de su cabeza. Y luego, continuó pensando el ex-cantante, teníamos lo bueno de YC. ¿Qué hacía de YC un lugar maravilloso? Kael Shade, simple y llanamente. Era lo único realmente valioso que podía llevarse de aquella población. Él hacía que cualquier sitio fuese bueno para Jason, de modo que si consiguió que Yellow fuese un lugar más divertido y agradable, sin duda, también se daría el caso en París.
Jason frenó de pronto, sintiendo como su cuerpo se sacudía, y como Kael se estampaba contra su espalda como si de una mosca se tratase. Inclinó la moto, clavando un pie, cubierto por una férrea bota negra en el suelo con un fuerte "clanck". Ahá, el número 7. Habían llegado.
Ante ellos se alzaba una enorme casa-chalet, tan rebuscada y fastuosa como la demás en aquella sarasada de barrio. ¡Oh, milagro! ¡Los pijos han conseguido hallar la fórmula de fusionar los conceptos "Bosque" y "Ciudad"!, ¡Y dando como resultado la calle de Polly Pocket!. Aplausos, aplausos, muchos aplausos.
Simplemente, Jason estaba acojonado. Comedme la polla, sin acritud, pero comedme la polla.
Con un fluido movimiento, se bajó de la moto, quitándose el casco decorado con llamas de la cabeza. Al instante, una feroz melena negra de aspecto enzarzado se derramó sobre sus hombros, y semi ocultó un rostro totalmente escéptico. Su parche continuaba tal y como siempre, ocultando su ojo derecho dejando ver un imponente símbolo de triple luna de plata. Un elemento que nunca se quitaba, y que escondía una herida que tan solo una persona había visto en su vida.
¿Qué coño hacía él allí, ahora que lo pensaba?. Puta mierda, él quería un piso, un apartamento en el centro, y no la puta casa que usan para los anuncios de los huevos Kinder. En tanto espacio, Kael podía escapársele y esconderse si no quería sexo con él...
Sacudió la cabeza, alzando una ceja, incrédulo. No, eso no era posible, coño, si era Kael. Si no pensaba en otra cosa.
-Pues menuda mierda. Así de claro -murmuró, observando la estructura de su nueva casa. No era lo más inteligente que podía haber dicho, pero desde luego, le salió del alma-. La mudanza, según me dijo la puta de la agencia de transportes, ya está hecha. Así que nuestras cosas (es decir, la droga, el dinero y las balas) están dentro -se giró a Kael, y se quedó un rato estudiándole mientras este bajaba de la moto. Hm... echaba algo en falta. Algo. Algo. ¿Qué algo? ¡Ah, coño! Ya sabía.
-¡Tch! Eh, ni te muevas -ordenó, serio.
Se acercó a él pisando con fuerza, y le colocó una mano en el pecho, tumbándole de nuevo en la moto e impidiéndole que se levantase. Jason se tendió sobre él con medio cuerpo, aplastándole y quedando ambos echados sobre el sillín, a la misma altura. Se quedó un rato mirándole a los ojos, simplemente clavando aquel reflejo rojo lleno de pasión, de furia, y generalmente de un cabreo de los monumentales. Era el estado normal de Jason: El cabreo.
Sin contenerse ni un santo segundo más, se lanzó a sus labios, devorándolos con hambre contenida a lo largo de todo el viaje. Había sentido los brazos de Kael aferrándose a su estómago toooooodo el puto viaje, y el calentón que llevaba era de los que hacían que pudieses freír huevos en tu frente. Invadió el interior de la boca del otro, lamiéndolo y explorándolo con total impunidad (qué coño, si era suya...) , entrelazando la lengua de Kael con la suya. Un beso a lo warro, un beso a la Jason, y esas cosas.
Se separó, extrayendo la lengua y dándole un enorme lametón a los labios que acababa de comerse, y ahora ya sí, se levantó y continuó mirando el chalet con cara de mancha de moho. Como si tal cosa.
-Ahora ya si eso puessss te puedes levantar -dijo, sacudiendo una mano hacia la moto, quitándole toda la importancia. Ahora que la veía bien... Hm, la veía demasiado perfecta, demasiado impropia. Arqueó una ceja con una pícara sonrisa-. Voy a bautizarla, ¿Vale?, Mira, mira -introdujo la mano en el interior de su chaqueta de cuero negro, rebuscando con gesto de concentración.
Al cabo de unos segundos, la mano de Jason reapareció portando una enorme pistola de metal negro, más grande de lo normal (y de lo legalmente establecido), en cuyo cañón se podían leer, claramente a la luz de las farolas, la inscripción "Jason" grabada. Alzó su brazo, ceremonial, y poniendo carita de bueno y solemne, murmuró-. Yo te declaro "Casa".
A ver a ver... El cañón fue apuntando a diversos lugares en la fachada; ventanas... pared... techo... Nah, ventanas. Escogió una del segundo piso, que no le gustaba. No sabía porqué, pero no le gustaba y ya. Fijó el blanco, y disparó. El bombazo resultado de la detonación fue tan, o más ensordecedor que el causado por su moto al llegar a la urbanización. Si los vecinos se despertaban, pues que volviesen a dormirse, o que se suicidasen y así dormían todo lo que quisieran Y MÁS.
La ventana estalló en mil pedazos, derramando una generosa lluvia de cristales sobre el jardín. Jason recogió la pistola, apoyándola contra su pecho en una postura abrumada.
-Cuando tengamos un hijo, Kael, lo bautizaremos igual -aseguró con su profunda voz, falsamente tomada por la emoción. De repente, Jason tenía ganas de bautizar cosas.
Jason Bathory- Alma sin experiencia alguna
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Re: Residencia de Jason Bathory y Kael Shade
No se había fijado en su alrededor ni un mísero momento de todo el viaje, ni un puto instante. Primero; estaba agarrado con fuerza apoyándose en la espalda de Jason y concentrado en acariciar su marcado vientre con suavidad con los dedos, creando círculos, mientras Jason podía sentir perfectamente la respiración de Kael en su nuca. Segundo; le flipaba esa moto, era simplemente que encima de ella veía colorines, estrellitas, lunares, a la mismísima tontilana de Agaza Ruiz de la Prada hogaza de pan. Se le subía la adrenalina a los topes, la velocidad, el rugido del motor, ah, y es que le estaban entrando unas ganas terribles de directamente sobar a Jason como un descarado, ¿pero qué pasa? Que si el señorito se pone nerviosoy la moto hace plof, pues, BYE BYE MOTHERFUCKERS...
Y tercero...su mente estaba totalmente sumergida en los recuerdos y la vida que dejaban atrás, en Yellow City. Recordaba lo que fue su vida antes de conocer a Jason. Cuando llevaba el puticlub, con una vida rodeada de putas, drogas, asesinos, delincuentes, con la santa mafia y la mismísima virgen jugando al billar a la orillas de los ríos estrechos de Jerusalén. Pero una vida solitaria al fin y al cabo. Y se sentía extraño al volver a recordar que Jason, al principio de todo, le disparó.
Es que manda huevos, hijo de puta, no sé ni yo cómo te puedo querer tanto...huy sí espera...es que eres el más cabrón de todos los cabronazos en la historia de los cabrones...pensó Kael, con una sonrisa en el rostro.
Con todo, también había cosas que preferiría no recordar y que al menos se alegraba de dejar atrás. Aunque bueno, se habían marchado más que nada por la policía, porque ellos, tan listos, cuerdos y sobrios, habían atracado pacíficamente un piano-bar de Yellow City sin herir a nadie y sin romper nada.
Y lo bien que me ha venido esa pasta...¡aaaaah, jodeos grandísimos inútiles!
La realidad fue que empezaron a montar un espectáculo público muy educativo y explícito, para después empezar a jugar con la pistola, completamente borrachos claro, y acabar atracando el local, sin olvidarse del número musical se montó Jason, del disparo que recibió el gerente en la pierna (y la perdió, oh, bendita pistola), y del rehen improvisado de Jason.
La gente testificó en el caso, definiendo a cada uno de ellos. En el caso de Kael, dijeron que era un tipo delgado de pelo plateado que regenta un puticlub. Y ya con eso adiós, siempre estuvo más fichado que fichado, y siendo su hermano policía aún más. Movilizó a todas las unidades para ir a por ellos. Y entonces claro, pues había que pirarse y ya. Y allí estaban en París. Kael estaba que no se lo creía, pues a diferencia de Jason, él no había viajado demasiado.
Empezó a fijarse en el barrio, mientras Jason buscaba la casa. La verdad, era un barrio insoportablemente pijo, aunque en cierta manera Kael no desentonaría a primera vista. Lo que Jason no. Kael reprimió una risa alegre. A veces parecían polos opuestos. Por ejemplo, ¿qué vería un extraño al verlos juntos? Por un lado estaba Jason. Pelo largo y negro )y jodidamente sexy), con parche y el otro ojo de color rojo sangre, toda la ropa negra, apliques metálicos, botas hasta la rodilla, totalmente industrial. Y por el otro lado Kael. Pelo plateado ojos azules, más bien delgado, pálido y ojeroso pero rematadamente pijo, con gafas de Ray Ban y ropa de Tommy Hilfiger, y con con nuevo piercing para su labio, se había cambiado la bolita morada por una espiral negra con una bolita y un pincho. Es decir, que un aro recorre su labio, y que sobre él sobresale una bolita, y debajo de él, un pincho.
Ese extraño, al verlos juntos, seguramente pensaría a ver qué cojones hacían esos dos juntos.
Ah, pero a la mierda, a Kael se la sudaba.
Por fin llegaron a su casa, la número 7.
Ama santa...¿hemos comprado este chabolo?pensó inconscientemente. Él nunca había vivido en una casa tan grande...Y como buen amante del dinero que era, los lujos le encantaban. Se le escapó una risotada al oir lo que dijo Jason
-¡Oh, válgame Dios, es Jason quejándose!-soltó Kael, cachondeándose de él.-Pues a mí me parece qu... ¡AY ME CAGO EN LA PUTA SI HAY PISCINA Y TODO!-gritó de repente, al darse cuenta de la existencia de la piscina.-Me sé de uno que se va a dar un chapuzón en nada...
Iba a bajarse de la moto pero la voz de Jason lo detuvo, y Kael se quedó quieto por pura inercia, mientras veía que Jason se le acercaba y se echaba sobre él encima de la moto, a lo que Kael respondió de buena gana, abrazándose a él y devolviéndole el beso y gozando de esa pasión contenida que cada poco tiempo necesitaban liberar. Un leve quejido escapó de sus labios cuando Jason se separó.
Miró a Jason con una expresión como de "What the fuck?" mientras éste, ni corto ni perezoso, le disparaba a una ventana, nada más y nada menos que para bautizarla.
-Jason Bathory, el día de hoy, bendigo a la puta madre que te parió.-soltó, con una sonrisa radiante.
Pero cuando éste dijo lo del hijo, ahí ya se partió de risa.
-¡Ay ay ay que me meo! y ¿te pondrás los trajes de premamá fiera? Huy huy huy, ¡si te sentaría genial! ¿Qué tal un vestidito rosa con florecitas, con flores, flores y flores? Y mira qué bien, ¡ya tenemos tu disfraz para carnavales!
Con una última risa, Kael abrazó a Jason con todo el cariño del mundo, ronroneándole con suavidad al oído.
Pues yo ya tenía ganas de llegar a nuestra casa...-susurró, enfatizando la palabra "nuestra" con claridad.-Y te digo una cosa, esa moto me pone maliiiiiísimo, porque llevo todo el viaje pensando en cierto garaje de cierta ciudad encima de esa jodida moto...-le mordió el cuello con algo de ansia, para luego recorrer la marca producida con la lengua y empezar a besar lentamente el cuello de Jason.
Que joder...ya bastante se había aguantado coño...
Y tercero...su mente estaba totalmente sumergida en los recuerdos y la vida que dejaban atrás, en Yellow City. Recordaba lo que fue su vida antes de conocer a Jason. Cuando llevaba el puticlub, con una vida rodeada de putas, drogas, asesinos, delincuentes, con la santa mafia y la mismísima virgen jugando al billar a la orillas de los ríos estrechos de Jerusalén. Pero una vida solitaria al fin y al cabo. Y se sentía extraño al volver a recordar que Jason, al principio de todo, le disparó.
Es que manda huevos, hijo de puta, no sé ni yo cómo te puedo querer tanto...huy sí espera...es que eres el más cabrón de todos los cabronazos en la historia de los cabrones...pensó Kael, con una sonrisa en el rostro.
Con todo, también había cosas que preferiría no recordar y que al menos se alegraba de dejar atrás. Aunque bueno, se habían marchado más que nada por la policía, porque ellos, tan listos, cuerdos y sobrios, habían atracado pacíficamente un piano-bar de Yellow City sin herir a nadie y sin romper nada.
Y lo bien que me ha venido esa pasta...¡aaaaah, jodeos grandísimos inútiles!
La realidad fue que empezaron a montar un espectáculo público muy educativo y explícito, para después empezar a jugar con la pistola, completamente borrachos claro, y acabar atracando el local, sin olvidarse del número musical se montó Jason, del disparo que recibió el gerente en la pierna (y la perdió, oh, bendita pistola), y del rehen improvisado de Jason.
La gente testificó en el caso, definiendo a cada uno de ellos. En el caso de Kael, dijeron que era un tipo delgado de pelo plateado que regenta un puticlub. Y ya con eso adiós, siempre estuvo más fichado que fichado, y siendo su hermano policía aún más. Movilizó a todas las unidades para ir a por ellos. Y entonces claro, pues había que pirarse y ya. Y allí estaban en París. Kael estaba que no se lo creía, pues a diferencia de Jason, él no había viajado demasiado.
Empezó a fijarse en el barrio, mientras Jason buscaba la casa. La verdad, era un barrio insoportablemente pijo, aunque en cierta manera Kael no desentonaría a primera vista. Lo que Jason no. Kael reprimió una risa alegre. A veces parecían polos opuestos. Por ejemplo, ¿qué vería un extraño al verlos juntos? Por un lado estaba Jason. Pelo largo y negro )y jodidamente sexy), con parche y el otro ojo de color rojo sangre, toda la ropa negra, apliques metálicos, botas hasta la rodilla, totalmente industrial. Y por el otro lado Kael. Pelo plateado ojos azules, más bien delgado, pálido y ojeroso pero rematadamente pijo, con gafas de Ray Ban y ropa de Tommy Hilfiger, y con con nuevo piercing para su labio, se había cambiado la bolita morada por una espiral negra con una bolita y un pincho. Es decir, que un aro recorre su labio, y que sobre él sobresale una bolita, y debajo de él, un pincho.
Ese extraño, al verlos juntos, seguramente pensaría a ver qué cojones hacían esos dos juntos.
Ah, pero a la mierda, a Kael se la sudaba.
Por fin llegaron a su casa, la número 7.
Ama santa...¿hemos comprado este chabolo?pensó inconscientemente. Él nunca había vivido en una casa tan grande...Y como buen amante del dinero que era, los lujos le encantaban. Se le escapó una risotada al oir lo que dijo Jason
-¡Oh, válgame Dios, es Jason quejándose!-soltó Kael, cachondeándose de él.-Pues a mí me parece qu... ¡AY ME CAGO EN LA PUTA SI HAY PISCINA Y TODO!-gritó de repente, al darse cuenta de la existencia de la piscina.-Me sé de uno que se va a dar un chapuzón en nada...
Iba a bajarse de la moto pero la voz de Jason lo detuvo, y Kael se quedó quieto por pura inercia, mientras veía que Jason se le acercaba y se echaba sobre él encima de la moto, a lo que Kael respondió de buena gana, abrazándose a él y devolviéndole el beso y gozando de esa pasión contenida que cada poco tiempo necesitaban liberar. Un leve quejido escapó de sus labios cuando Jason se separó.
Miró a Jason con una expresión como de "What the fuck?" mientras éste, ni corto ni perezoso, le disparaba a una ventana, nada más y nada menos que para bautizarla.
-Jason Bathory, el día de hoy, bendigo a la puta madre que te parió.-soltó, con una sonrisa radiante.
Pero cuando éste dijo lo del hijo, ahí ya se partió de risa.
-¡Ay ay ay que me meo! y ¿te pondrás los trajes de premamá fiera? Huy huy huy, ¡si te sentaría genial! ¿Qué tal un vestidito rosa con florecitas, con flores, flores y flores? Y mira qué bien, ¡ya tenemos tu disfraz para carnavales!
Con una última risa, Kael abrazó a Jason con todo el cariño del mundo, ronroneándole con suavidad al oído.
Pues yo ya tenía ganas de llegar a nuestra casa...-susurró, enfatizando la palabra "nuestra" con claridad.-Y te digo una cosa, esa moto me pone maliiiiiísimo, porque llevo todo el viaje pensando en cierto garaje de cierta ciudad encima de esa jodida moto...-le mordió el cuello con algo de ansia, para luego recorrer la marca producida con la lengua y empezar a besar lentamente el cuello de Jason.
Que joder...ya bastante se había aguantado coño...
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Re: Residencia de Jason Bathory y Kael Shade
Oh, santa madre del cielo, con qué poco se les hacía felices a los niños. Haz un agujerito en el suelo, echa un poco de agüita, y ya tenemos a un Kael feliz de la vida. Jason hasta se lo imaginaba chapoteando con alguna especie de bañador pijo (¿Un bañador de Lacoste?) y con un enorme y profuso flotador amarillo con forma de patito rodeando su cintura. Francamente enternecedor. En plena escena, Jason se imaginó a si mismo entrando en la piscina plenamente desnudo, disparándole al patito en la cabeza, arrancándole la pijotada de bañador de un mordisco. Venga, a doblarse en el bordillo de la piscina, y a follárselo hasta que se le quitase la tontería.
Reaccionó cuando Kael bendijo a su puta madre. Jason le miró sorprendido, como si hubiese cometido una equivocación fortuita, sin pretenderlo.
-Mi madre no era puta ¿Eh? ¡Era granjera! -Jason orgulloso de sus raíces. Y luego ocultaba su nombre real-. Que yo sea un hijo de puta no la convierte en parte del oficio -remarcó, sabiondo. Después, Kael, oh milagro divino, se hizo el gracioso mientras se le acercaba. Jason le miró con algo de altivez, sintiendo su excitación aumentar de pronto-. ¿Perdona? ¿Cómo voy a quedarme yo embarazado Kael? Yo soy el hombre de la pareja, y tu eres la reina, y si no me crees, mira simplemente como viste uno y como viste otro -murmuró, empezando a descender el rostro hacia el del rubio. ¿O rubio plateado? Rubio platino. Sí, hacia el del rubio platino-. Pero si quieres que me vista con flores, me puedes dejar alguna de las que vas soltando... -lanzó una discreta mirada a la moto. Allí encima ya se había tirado a Kael una vez, en un garaje de su casa, en YC. Empezaba a echar de menos esos momentos, pero no tenía por que hacerlo durante mucho más tiempo.
Jason abrazó a Kael con posesividad, pegándole totalmente a su cuerpo y sintiendo el calor de ambos acumularse en su interior. Echó atrás la cabeza, dejándole libre acceso a Kael para que mordisquease y lamiese su cuello a placer, mientras que él iba introduciendo la mano por debajo de su pantalón, cubriendo su trasero con fuerza y pegándole por esa zona. Gimió en bajo, por el simple placer de ese contacto. Mierda, ya estaba cayendo, ya estaba cayendo... Se suponía que tenían que cenar, y toda la hostia, pero vamos, ya veía Jason donde iban a terminar, ya. Follando encima de las cajas, como poco.
-¿Sí? ¿Qué te parece si repetimos experiencia? -lanzó una mirada desdeñosa a la entrada-. Mueve ese culo para dentro de la casa cabrón, no sabes las putas ganas que tengo de follarte -jadeó con todo el descaro del mundo. Era la jerga Jason, ya nadie iba a asustarse-. llevo todo el viaje aguantándome... y creo que ya empiezo a estar hasta los cojones -le tomó del hombro, sin dejar de acariciar su trasero con avaricia, y se dirigió a la entrada, intentando mantener al menos el tipo hasta que cerrasen la puerta de su nueva casa.
A medio camino, ya por el jardín, no se pudo contener. Atenazó a Kael en un fuerte abrazo, y comenzó a arrastrarlo por la pared en dirección a la puerta, mientras que el tuerto se abalanzaba contra sus labios, jadeante, y empezaba a devorar los del otro.
Invadió su boca, deseoso, justo cuando llegaban a la puerta. Llaves. ¿Llaves? ¡Mierda para las llaves! Le pegó una patada a la puerta, abriéndola a las malas, tomó a Kael de la nuca, y le empujó al interior. No había que perder las buenas formas, por favor. Kael sería pijo, pero él tampoco era un maleducado. Entró y cerró la puerta con un golpe.
Reaccionó cuando Kael bendijo a su puta madre. Jason le miró sorprendido, como si hubiese cometido una equivocación fortuita, sin pretenderlo.
-Mi madre no era puta ¿Eh? ¡Era granjera! -Jason orgulloso de sus raíces. Y luego ocultaba su nombre real-. Que yo sea un hijo de puta no la convierte en parte del oficio -remarcó, sabiondo. Después, Kael, oh milagro divino, se hizo el gracioso mientras se le acercaba. Jason le miró con algo de altivez, sintiendo su excitación aumentar de pronto-. ¿Perdona? ¿Cómo voy a quedarme yo embarazado Kael? Yo soy el hombre de la pareja, y tu eres la reina, y si no me crees, mira simplemente como viste uno y como viste otro -murmuró, empezando a descender el rostro hacia el del rubio. ¿O rubio plateado? Rubio platino. Sí, hacia el del rubio platino-. Pero si quieres que me vista con flores, me puedes dejar alguna de las que vas soltando... -lanzó una discreta mirada a la moto. Allí encima ya se había tirado a Kael una vez, en un garaje de su casa, en YC. Empezaba a echar de menos esos momentos, pero no tenía por que hacerlo durante mucho más tiempo.
Jason abrazó a Kael con posesividad, pegándole totalmente a su cuerpo y sintiendo el calor de ambos acumularse en su interior. Echó atrás la cabeza, dejándole libre acceso a Kael para que mordisquease y lamiese su cuello a placer, mientras que él iba introduciendo la mano por debajo de su pantalón, cubriendo su trasero con fuerza y pegándole por esa zona. Gimió en bajo, por el simple placer de ese contacto. Mierda, ya estaba cayendo, ya estaba cayendo... Se suponía que tenían que cenar, y toda la hostia, pero vamos, ya veía Jason donde iban a terminar, ya. Follando encima de las cajas, como poco.
-¿Sí? ¿Qué te parece si repetimos experiencia? -lanzó una mirada desdeñosa a la entrada-. Mueve ese culo para dentro de la casa cabrón, no sabes las putas ganas que tengo de follarte -jadeó con todo el descaro del mundo. Era la jerga Jason, ya nadie iba a asustarse-. llevo todo el viaje aguantándome... y creo que ya empiezo a estar hasta los cojones -le tomó del hombro, sin dejar de acariciar su trasero con avaricia, y se dirigió a la entrada, intentando mantener al menos el tipo hasta que cerrasen la puerta de su nueva casa.
A medio camino, ya por el jardín, no se pudo contener. Atenazó a Kael en un fuerte abrazo, y comenzó a arrastrarlo por la pared en dirección a la puerta, mientras que el tuerto se abalanzaba contra sus labios, jadeante, y empezaba a devorar los del otro.
Invadió su boca, deseoso, justo cuando llegaban a la puerta. Llaves. ¿Llaves? ¡Mierda para las llaves! Le pegó una patada a la puerta, abriéndola a las malas, tomó a Kael de la nuca, y le empujó al interior. No había que perder las buenas formas, por favor. Kael sería pijo, pero él tampoco era un maleducado. Entró y cerró la puerta con un golpe.
Jason Bathory- Alma sin experiencia alguna
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Re: Residencia de Jason Bathory y Kael Shade
Anda, qué agradable estaba el hombre, reina y maricón en una misma frase, qué suerte la suya, oh, alabemos todos al todopoderoso dios Jason, en su intento de siempre de ponerse por encima de Kael cuando en realidad lo que tenía era un calentón de la ostia.
Pero Kael ya directamente pasó de responderle, prefería comerse su boca base de mordiscos y lametones, enroscando sus brazos en torno a su nuca y enredando los dedos de ambas manos en esa melena salvaje, tirando levemente de ella, con ansia contenida. Joder, siempre igual, un puto jodido viaje y ya se moría por tirárselo. Recorrieron la entrada a paso rápido, pero incluso antes de llegar a la puerta, Jason lo estampó contra la pared, y Kael jadeó, empezando a sentir esa fiera que pedía a gritos sangre y salvajismo. Bajó sus labios hasta el cuello de Jason, besándolo con avidez y jadeando en todo su oído. No pudo resistirse a morder su cuello con fuerza, clavando los dedos en su espalda.
Al llegar a la entrada, vio cómo Jason la rompía, oh, qué entrada triunfal, el colmo de la elegancia. Antes de que Kael pudiese parpadear siquiera se vio empujado dentro. Y vaya con la casa... Parecía enorme, aunque no se veía casi nada por la oscuridad. Kael aprovechó ese detalle para que Jason lo perdiera de vista, y se adentro en la primera puerta con la que topó, avanzando a ciegas hasta que encontró un sofá. Para encontrarle, Jason primero tendría que conectar la electricidad, tenía un margen de tiempo.
Se sacó la camiseta de un tirón y la lanzó lejos, para después quitarse el cinturón y bajarse un poco los pantalones, lo justo. Se tumbó en el sofá en una pose preparada, muy sugerente y sensual, en espera de que Jason llegase con su cabreo monumental y así tirárselo a lo bestia, como más le gustaba a Kael.
Pero Kael ya directamente pasó de responderle, prefería comerse su boca base de mordiscos y lametones, enroscando sus brazos en torno a su nuca y enredando los dedos de ambas manos en esa melena salvaje, tirando levemente de ella, con ansia contenida. Joder, siempre igual, un puto jodido viaje y ya se moría por tirárselo. Recorrieron la entrada a paso rápido, pero incluso antes de llegar a la puerta, Jason lo estampó contra la pared, y Kael jadeó, empezando a sentir esa fiera que pedía a gritos sangre y salvajismo. Bajó sus labios hasta el cuello de Jason, besándolo con avidez y jadeando en todo su oído. No pudo resistirse a morder su cuello con fuerza, clavando los dedos en su espalda.
Al llegar a la entrada, vio cómo Jason la rompía, oh, qué entrada triunfal, el colmo de la elegancia. Antes de que Kael pudiese parpadear siquiera se vio empujado dentro. Y vaya con la casa... Parecía enorme, aunque no se veía casi nada por la oscuridad. Kael aprovechó ese detalle para que Jason lo perdiera de vista, y se adentro en la primera puerta con la que topó, avanzando a ciegas hasta que encontró un sofá. Para encontrarle, Jason primero tendría que conectar la electricidad, tenía un margen de tiempo.
Se sacó la camiseta de un tirón y la lanzó lejos, para después quitarse el cinturón y bajarse un poco los pantalones, lo justo. Se tumbó en el sofá en una pose preparada, muy sugerente y sensual, en espera de que Jason llegase con su cabreo monumental y así tirárselo a lo bestia, como más le gustaba a Kael.
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Re: Residencia de Jason Bathory y Kael Shade
Jason irrumpió en la entrada de su nueva casa con paso firme y pesado, como dueño de todo aquello, imponente. Mierda, ya estaba empezando a sentir esa especie de fiera rugir en su interior. Ese "algo" que hacía que Jason estallase en llamas, que desease a Kael por encima de todas las demás cosas. No solo follárselo como un salvaje, sino hacerle ver que tenía dueño, un dueño que le amaba con locura, que estaba realmente enamorado de él como nadie iba a estarlo nunca.
Hacer que a Kael le quedase bien claro que, en la cama, seguía órdenes, y que como mucho, se le permitía jadear un poquito y decir cuanto disfrutaba con Jason. A Kael además era algo que le encantaba, aunque lo negase. El ex-cantante sabía cuantísimo morbo experimentaba el otro cuando se veía totalmente bajo dominación, aunque intentase luchar, o revolverse, o dedicarle algún insultillo suelto. Sabía de sobras lo mucho que a Kael le gustaba el sentir el cuerpo de Jason destrozar el suyo, clavar los dedos en su piel, hacerla arder a caricias, a mordiscos. E incluso Kael -y esto a veces le impresionaba- aún estando totalmente oculto y apresado bajo el gran cuerpo del ex-cantante, siendo embestido contra lo primero que hubiesen pillado para desahogarse, era capaz de seguir poniéndole verde. Para recibir más placer, más dolor, más posesión, más tortura, o más pasión. En Jasoan todos esos conceptos iban juntos. A ambos les encantaba que fuese él quien mandase.
Antes de que pudiese darse cuenta de nada más, Kael se escapó de entre sus brazos, perdiéndose en la oscuridad de la mansión. Jason hizo ademán de capturarle de nuevo, rugiendo en bajo, pero el muy cabrón había sido más rápido que él. ¿Pero eso para qué? Oh, para ponerle más cachondo todavía, sí, vaya, tampoco es que eso fuese tarea fácil. Ahora mismo metía la pistola en los calzoncillos, y habría que adivinar cual era el arma más peligrosa en el mismo perímetro, pensó él mismo, todo orgulloso y todo feliz.
Tenía derrames imaginativos como aquel casi constantemente. Él era el más guapo, él era el que mejor follaba, y el que más grande tenía la pistola, ah, y también la polla. ¡Santo Dios! Indudable.
Y además, y esto acababa de quedar más que claro, era más listo que Kael. Ni se molestó en intentar encender la luz. Qué coño, era una casa recién estrenada. Si tuviese luz, o agua, sin siquiera haberse dado de alta en las compañías, pues sería un milagro de la economía (y de ser así, era un milagro que había que aprovechar, pero eso ya lo comprobaría más tarde). Significaría que Espe por fin llegaba a final de mes, así que lo dudaba.
Resuelto, introdujo la mano en el bolsillo, sacando a relucir un pequeño mechero de plata que destelló un poco a la luz de la luna que se filtraba por las ventanas. Lo abrió con una sacudida del dedo pulgar, despertando a la intensa y brillante llama en el interior de utensilio.
El fuego parpadeó levemente, danzando.
Una cálida luz naranja inundó la estancia, delineando las siluetas de todo cuanto había. Bien, cajas... algún que otro trasto tapado con sabana blanca -¡Oh! Qué fantasmal...- y... y una puerta abierta. Entre todas las puertas cerradas del Hall, Kael había dejado la seña de la que había cruzado... dejándola directamente abierta.
Jason aplaudió mentalmente, porque Kael se estaba buscando un polvo con hostias. Pero vamos, lo pedía a gritos. Empezó a dar agresivas zancadas, cruzando la entrada del chalet y llegando a la puerta. La cruzó, cerrando el mechero de un golpe y terminando de abrir la puerta con un puñetazo. Esta chocó contra la pared con un fuerte ruido, rebotando.
Todo estaba a oscuras. Al fondo, una ventana con la persiana bajada dejaba adivinar algo parecido a un salón repleto de cajas, y algo que abultaba a la izquierda. Algo semejante a un sillón, o a un sofá, en donde se removía algo, inquieto. El tuerto sonrió a las sombras.
-Así que ya tan pronto quieres que te folle... ¿Eh fiera? ¿No quieres ni esperar a que encontremos la cama? -preguntó con aquella sugerente y seductora voz que le había valido su fama, mientras avanzaba suavemente hasta una ventana y la abría por completo de un solo tirón. La luz de la luna, y alguna que otra farola suelta, entró a raudales-. la cama donde vamos a follarnos vivos como putos enfermos el resto del tiempo... -concluyó.
Ahora Jason sí pudo verlo; Kael, otra vez puesto en una de esas posturitas de puta que disparaban su ansia, que hacían que le hirviese la sangre, y que de su mente directamente escapase cualquier cosa que no fuese él. Él, y su cuerpo, y todo cuanto pudiese escuchar salir de esos labios. Lo que más deseaba siempre.
Con la vista clavada en cada parte de él, Jason fue acercándose a Kael lentamente, hasta llegar al sofá. Clavó una rodilla en el mullido asiento, tomando a Kael del cuello y obligándole a tumbarse bocarriba, y fue deslizándose como si fuese una más de aquellas sombras, hasta estar sentado sobre su cintura.
No le apetecían más preliminares, Jason nunca fue de preliminares. Eso para los anormales que se las diesen de civilizados. Jason era un animal, y se movía, en cuanto a Kael se trataba, por puro y mero instinto. Por ansia de placer, de un sexo desviado y salvaje. Jadeando agitadamente, cruzó ambos brazos por delante del torso, y fue levantándose lentamente la camiseta, hasta deshacerse de ella y lanzarla lejos, dejando al descubierto todo su cuerpo. ¿No era eso lo que quería? Que fuese a por él.
Estiró un brazo, tomó a Kael del pelo, y estampó la cara contra su propio pecho, sintiéndola clavarse contra su piel. Jason, en ese mismo momento, le rodeó con los brazos, pegándole a su cuerpo con todas sus fuerzas, tensándose y casi haciéndole daño. Ahí se reflejaba su vena posesiva. Kael era suyo, entre sus brazos, o fuera de ellos. Pero era suyo, una posesión.
-Venga cabrón -incitó, sumergiendo los labios en el pelo de Kael, besándolo cariñosamente-. cómeme, sacia el hambre... -con tranquilidad, empezó a dejarse caer sobre el cuerpo del otro, quedando oculto totalmente debajo de Jason. Que empezase, que empezase a devorarle ya. Quería continuar cayendo en esos juegos de seducción de Kael. Que éste encendiese esa chispa de locura que solo él sabía prender en Jason Bathory.
Hacer que a Kael le quedase bien claro que, en la cama, seguía órdenes, y que como mucho, se le permitía jadear un poquito y decir cuanto disfrutaba con Jason. A Kael además era algo que le encantaba, aunque lo negase. El ex-cantante sabía cuantísimo morbo experimentaba el otro cuando se veía totalmente bajo dominación, aunque intentase luchar, o revolverse, o dedicarle algún insultillo suelto. Sabía de sobras lo mucho que a Kael le gustaba el sentir el cuerpo de Jason destrozar el suyo, clavar los dedos en su piel, hacerla arder a caricias, a mordiscos. E incluso Kael -y esto a veces le impresionaba- aún estando totalmente oculto y apresado bajo el gran cuerpo del ex-cantante, siendo embestido contra lo primero que hubiesen pillado para desahogarse, era capaz de seguir poniéndole verde. Para recibir más placer, más dolor, más posesión, más tortura, o más pasión. En Jasoan todos esos conceptos iban juntos. A ambos les encantaba que fuese él quien mandase.
Antes de que pudiese darse cuenta de nada más, Kael se escapó de entre sus brazos, perdiéndose en la oscuridad de la mansión. Jason hizo ademán de capturarle de nuevo, rugiendo en bajo, pero el muy cabrón había sido más rápido que él. ¿Pero eso para qué? Oh, para ponerle más cachondo todavía, sí, vaya, tampoco es que eso fuese tarea fácil. Ahora mismo metía la pistola en los calzoncillos, y habría que adivinar cual era el arma más peligrosa en el mismo perímetro, pensó él mismo, todo orgulloso y todo feliz.
Tenía derrames imaginativos como aquel casi constantemente. Él era el más guapo, él era el que mejor follaba, y el que más grande tenía la pistola, ah, y también la polla. ¡Santo Dios! Indudable.
Y además, y esto acababa de quedar más que claro, era más listo que Kael. Ni se molestó en intentar encender la luz. Qué coño, era una casa recién estrenada. Si tuviese luz, o agua, sin siquiera haberse dado de alta en las compañías, pues sería un milagro de la economía (y de ser así, era un milagro que había que aprovechar, pero eso ya lo comprobaría más tarde). Significaría que Espe por fin llegaba a final de mes, así que lo dudaba.
Resuelto, introdujo la mano en el bolsillo, sacando a relucir un pequeño mechero de plata que destelló un poco a la luz de la luna que se filtraba por las ventanas. Lo abrió con una sacudida del dedo pulgar, despertando a la intensa y brillante llama en el interior de utensilio.
El fuego parpadeó levemente, danzando.
Una cálida luz naranja inundó la estancia, delineando las siluetas de todo cuanto había. Bien, cajas... algún que otro trasto tapado con sabana blanca -¡Oh! Qué fantasmal...- y... y una puerta abierta. Entre todas las puertas cerradas del Hall, Kael había dejado la seña de la que había cruzado... dejándola directamente abierta.
Jason aplaudió mentalmente, porque Kael se estaba buscando un polvo con hostias. Pero vamos, lo pedía a gritos. Empezó a dar agresivas zancadas, cruzando la entrada del chalet y llegando a la puerta. La cruzó, cerrando el mechero de un golpe y terminando de abrir la puerta con un puñetazo. Esta chocó contra la pared con un fuerte ruido, rebotando.
Todo estaba a oscuras. Al fondo, una ventana con la persiana bajada dejaba adivinar algo parecido a un salón repleto de cajas, y algo que abultaba a la izquierda. Algo semejante a un sillón, o a un sofá, en donde se removía algo, inquieto. El tuerto sonrió a las sombras.
-Así que ya tan pronto quieres que te folle... ¿Eh fiera? ¿No quieres ni esperar a que encontremos la cama? -preguntó con aquella sugerente y seductora voz que le había valido su fama, mientras avanzaba suavemente hasta una ventana y la abría por completo de un solo tirón. La luz de la luna, y alguna que otra farola suelta, entró a raudales-. la cama donde vamos a follarnos vivos como putos enfermos el resto del tiempo... -concluyó.
Ahora Jason sí pudo verlo; Kael, otra vez puesto en una de esas posturitas de puta que disparaban su ansia, que hacían que le hirviese la sangre, y que de su mente directamente escapase cualquier cosa que no fuese él. Él, y su cuerpo, y todo cuanto pudiese escuchar salir de esos labios. Lo que más deseaba siempre.
Con la vista clavada en cada parte de él, Jason fue acercándose a Kael lentamente, hasta llegar al sofá. Clavó una rodilla en el mullido asiento, tomando a Kael del cuello y obligándole a tumbarse bocarriba, y fue deslizándose como si fuese una más de aquellas sombras, hasta estar sentado sobre su cintura.
No le apetecían más preliminares, Jason nunca fue de preliminares. Eso para los anormales que se las diesen de civilizados. Jason era un animal, y se movía, en cuanto a Kael se trataba, por puro y mero instinto. Por ansia de placer, de un sexo desviado y salvaje. Jadeando agitadamente, cruzó ambos brazos por delante del torso, y fue levantándose lentamente la camiseta, hasta deshacerse de ella y lanzarla lejos, dejando al descubierto todo su cuerpo. ¿No era eso lo que quería? Que fuese a por él.
Estiró un brazo, tomó a Kael del pelo, y estampó la cara contra su propio pecho, sintiéndola clavarse contra su piel. Jason, en ese mismo momento, le rodeó con los brazos, pegándole a su cuerpo con todas sus fuerzas, tensándose y casi haciéndole daño. Ahí se reflejaba su vena posesiva. Kael era suyo, entre sus brazos, o fuera de ellos. Pero era suyo, una posesión.
-Venga cabrón -incitó, sumergiendo los labios en el pelo de Kael, besándolo cariñosamente-. cómeme, sacia el hambre... -con tranquilidad, empezó a dejarse caer sobre el cuerpo del otro, quedando oculto totalmente debajo de Jason. Que empezase, que empezase a devorarle ya. Quería continuar cayendo en esos juegos de seducción de Kael. Que éste encendiese esa chispa de locura que solo él sabía prender en Jason Bathory.
Jason Bathory- Alma sin experiencia alguna
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Re: Residencia de Jason Bathory y Kael Shade
Podía oir perfectamente a Jason acercarse, como para no hacerlo, sus botas metálicas hacían tal estruendo al caminar que un poco más y crearía cráteres en el suelo. Pero cuantiiiiiiiiiiísimo le ponía el muy hijo de puta. Distinguió una luz naranja, sin duda Jason buscándole a la luz del mechero. Sonrió con malicia al oirle hablar. Al menos había que admitir que razón no le faltaba...
-Y una mierda...-susurró con ese tono de voz que siempre se le ponía en esas situaciones.-Sabes que te quiero, y te quiero YA, aunque tenga que ser en el puto suelo...
Notaba a Jason cada vez más cerca, joder, ya se estaba poniendo malo, estaba inquieto en el sofá, con la piel ardiendo prácticamente en llamas y notando cómo su pulso se aceleraba por momentos. Cuando Jason abrió la ventana de golpe y pudo ver su silueta bañada por la plateada luz de la luna, se mordió el labio, joder, sí, llevaba todo el santo viaje deseando aquello, y no habían sido capaces ni de llagar a la cama, lo deseaba demasiado como para tener que esperar aún más.
-Vamos...ven aquí me cago en la ostia...-dijo, con la respiración agitándose más a momentos mientras Jason lo tapaba completamente con su cuerpo, poniéndose encima de él. ¡Joder, joder y más joder, se moría de ganas de comérselo vivo de una puta vez! Y como si Jason le hubiese leído el pensamiento, le hizo incorporarse de forma brusca, tirándole del pelo (cómo sabía el muy capullo lo que le gustaba ostia) para estampar la cara de Kael contra el torso desnudo de Jason.
No esperó ni un solo segundo, Kael obedeció la orden de Jason ciegamente, lo hubiera hecho incluso sin orden. Se lanzó a besar todo su torso, a base de lametones, mordiscos y haciendo que él notase su aliento ardiente en su piel, quemándola, mientras recorría esa perfecta espalda con ansia desenfrenada, como si quisiera destrozarla a base de arañazos. Una de sus manos agarró el miembro de Jason con fuerza desde fuera, a la vez que le mordía un pezón sin miramientos y sin poder evitar jadear enloquecido.
Apretó el miembro aún más fuerte, mientras su lengua ascendía desde el vientre, el centro del torso, la garganta, la barbilla y llegaba a sus labios, para devorarlos y recorrer toda esa boca que tan bien conocía, masticando sus labios con hambre e introduciendo su lengua prácticamente hasta la garganta.
Echó ambos brazos alrededor de su nuca y le hizo tumbarse sobre él, totalmente entrelazados el uno con el otro, sintiendo el peso de ese cuerpo ardiente sobre el suyo y sin dejar de besarle en ningún momento. Acercó sus labios a su oreja, lamiéndola con lascivia y jadeándole en pleno oído solo para calentarle más.
-¿Sabes lo mucho que deseaba esto?-le mordió la oreja, restregándose contra él y apretando sus manos contra el trasero de Jason.-¿...cuantísimo te deseo?-le echó el pelo hacia atrás de un tirón, para morderle el cuello a placer.-¿LO SABES?-abrasó la garganta de su dueño con su aliento. Como siempre, había caído en ese juego peligroso donde ambos acababan por destrozarse mutuamente como animales.
-Y una mierda...-susurró con ese tono de voz que siempre se le ponía en esas situaciones.-Sabes que te quiero, y te quiero YA, aunque tenga que ser en el puto suelo...
Notaba a Jason cada vez más cerca, joder, ya se estaba poniendo malo, estaba inquieto en el sofá, con la piel ardiendo prácticamente en llamas y notando cómo su pulso se aceleraba por momentos. Cuando Jason abrió la ventana de golpe y pudo ver su silueta bañada por la plateada luz de la luna, se mordió el labio, joder, sí, llevaba todo el santo viaje deseando aquello, y no habían sido capaces ni de llagar a la cama, lo deseaba demasiado como para tener que esperar aún más.
-Vamos...ven aquí me cago en la ostia...-dijo, con la respiración agitándose más a momentos mientras Jason lo tapaba completamente con su cuerpo, poniéndose encima de él. ¡Joder, joder y más joder, se moría de ganas de comérselo vivo de una puta vez! Y como si Jason le hubiese leído el pensamiento, le hizo incorporarse de forma brusca, tirándole del pelo (cómo sabía el muy capullo lo que le gustaba ostia) para estampar la cara de Kael contra el torso desnudo de Jason.
No esperó ni un solo segundo, Kael obedeció la orden de Jason ciegamente, lo hubiera hecho incluso sin orden. Se lanzó a besar todo su torso, a base de lametones, mordiscos y haciendo que él notase su aliento ardiente en su piel, quemándola, mientras recorría esa perfecta espalda con ansia desenfrenada, como si quisiera destrozarla a base de arañazos. Una de sus manos agarró el miembro de Jason con fuerza desde fuera, a la vez que le mordía un pezón sin miramientos y sin poder evitar jadear enloquecido.
Apretó el miembro aún más fuerte, mientras su lengua ascendía desde el vientre, el centro del torso, la garganta, la barbilla y llegaba a sus labios, para devorarlos y recorrer toda esa boca que tan bien conocía, masticando sus labios con hambre e introduciendo su lengua prácticamente hasta la garganta.
Echó ambos brazos alrededor de su nuca y le hizo tumbarse sobre él, totalmente entrelazados el uno con el otro, sintiendo el peso de ese cuerpo ardiente sobre el suyo y sin dejar de besarle en ningún momento. Acercó sus labios a su oreja, lamiéndola con lascivia y jadeándole en pleno oído solo para calentarle más.
-¿Sabes lo mucho que deseaba esto?-le mordió la oreja, restregándose contra él y apretando sus manos contra el trasero de Jason.-¿...cuantísimo te deseo?-le echó el pelo hacia atrás de un tirón, para morderle el cuello a placer.-¿LO SABES?-abrasó la garganta de su dueño con su aliento. Como siempre, había caído en ese juego peligroso donde ambos acababan por destrozarse mutuamente como animales.
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Re: Residencia de Jason Bathory y Kael Shade
Los gemidos treparon por su garganta, estallando en la estancia en atronadores rugidos de placer cuando sintió la lengua de Kael recorrer su torso, ávida de ese sabor que Jason poseía y del cual el otro parecía haberse hecho adicto. Jason sentía su cuerpo como cocaína, spiz, crack, maría, cristal, polvo de ángel... Otra droga más, simplemente, que se introducía en tu sistema, que te poseía, que te hacía necesitar más y más de ella sin raciocinio alguno. El corazón del tuerto latía desbocado, casi en la garganta. Su respiración estaba cada vez más agitada, no veía, no pensaba, simplemente se dejaba llevar por su instinto, por su deseo hacia Kael.
Correspondió a ese beso de forma casi dañina, mordisqueando la lengua de Kael sin cuidado alguno en el interior de su boca, entrelazándola y acariciándola con la suya, mientras que sus labios presionaban y se arrastraban sobre los del otro en un tórrido juego de ambos, cada vez más enervados. Sintió el cuerpo de Kael capturar el suyo propio entre brazos y piernas, devolviendo Jason el gesto, de forma que ambos cuerpos parecían, a la sombra de aquella habitación, uno solo. Un único ser formado por dos, que se retorcía, que gemía al mismo tiempo y que parecía estar devorándose a sí mismo, ávido de placer.
Y el hijo de puta al final tuvo que hacerlo, tuvo que hacer que Jason se volviese completamente loco. Sintió su sexo apresado entre los dedos del otro, mientras que mordía despaidadamente su pecho, pareciendo que quisiera realmente arrancarlo de su cuerpo.
El gemido que salió de sus labios fue el más alto y profundo de todos, en el que tensó todo su cuerpo con el correspondiente calambre de placer. Una descarga eléctrica que le era imposible controlar, y que tan solo podía soportar a base de fuertes jadeos de goce.
Mientras que él iba abrazando su cintura, elevando las manos por su espalda y satisfaciéndose a sí mismo con caricias a su trasero, escucho como Kael le hablaba, dejando los mordiscos a su cuello lo justo para poder articular frase.
Se cagaba en la puta. Claro que lo sabía, como que con Jason había follado más que en toda su puta vida. Más de lo que nadie haya follado en toda su existencia. Como que solo con verse el uno al otro y se encendían. No había olvidado cosas como el sexo en el baño de aquel restaurante, en el despacho de su club de putas o en la moto. No es que se deseasen, es que directamente habían dejado atrás sus vidas para dedicarse únicamente a follar entre ellos, y punto.
En un arrebato de furia, Jason tomó a Kael del cuello y le sacudió hasta colocarle ante sí. Un gesto que parecía casi de amenaza, como si estuviese a punto de darle un puñetazo, de hecho, su rostro estaba contorsionado por la furia. Salvo su ojo, que se clavaba en los de Kael con verdadera devoción.
-LO SE ME CAGO EN LA PUTA -bramó rabioso. Bajó la vista a sus labios, mientras introducía la mano bajo los pantalones, a medio bajar, de Kael-. claro que lo se ¿Sabes tú cuanto te quiero? -preguntó, arrancando sin miramiento alguno la hebilla del cinturón, y quitándole los pantalones de un solo tirón, como quien desenfunda un objeto.
Se enderezó sobre un Kael totalmente desnudo, suspirando por el ansia, mientras que iba desabrochándose él, con toda la lentitud posible, sus propios pantalones. Al tiempo que manejaba la hebilla con una mano, con la otra se llevó los dedos a la frente, echándose hacia atrás la melena negra, en un gesto que llevaba por completo su sello.
Fuera cinturón y vaqueros, que acabaron junto con la ropa de Kael y la camisa de Jason, a varios metros de sus dueños.
Quedó de rodillas sobre su posesión, totalmente desnudo, respirando agitadamente en una visión totalmente salvaje e impregnada en cada detalle de un erotismo imposible de obviar. Jason se veía más atractivo de lo normal vestido tan solo con su parche. Y hasta así, el ex-cantante se sentía protegido. Tan solo sin el parche estaba Jason realmente desnudo. Se recreó unos instantes en la imagen del otro, extendiendo una mano y acariciando su cuello con pasión. Las caricias fueron descendiendo por el vientre y las caderas, a medida que Jason iba bajando, cerniéndose sobre Kael como un león cazando a su presa.
Terminó por tumbarse sobre él, cubriendo con su cuerpo, más grande, ardiendo, y plenamente desnudo, todo el físico de Kael. Fuera de las fronteras que marcaba la piel de Jason, solo sentía los brazos. El resto quedaba sepultado bajo Jason Bathory. El calor acabó por invadirle a él también, sintiendo como abrasaba su cuerpo, como iba encendiéndole más y más.
Empezó a devorar su cuello y hombros con besos fuertes y mordiscos hambrientos, lascivos, mientras que se retorcía de puro placer sobre Kael. Se hizo hueco entre sus piernas, presionando con fuerza su sexo entre ellas mientras gemía.
-¿Cómo quieres que te lo haga? -preguntó, hundiendo la mandíbula en su cuello-. ¿Cómo quieres que te folle? ¿Quieres que sea cariñoso... o prefieres que te haga pedazos, cabrón? -preguntó, empezando a penetrar en él suavemente, pero imparable.
Correspondió a ese beso de forma casi dañina, mordisqueando la lengua de Kael sin cuidado alguno en el interior de su boca, entrelazándola y acariciándola con la suya, mientras que sus labios presionaban y se arrastraban sobre los del otro en un tórrido juego de ambos, cada vez más enervados. Sintió el cuerpo de Kael capturar el suyo propio entre brazos y piernas, devolviendo Jason el gesto, de forma que ambos cuerpos parecían, a la sombra de aquella habitación, uno solo. Un único ser formado por dos, que se retorcía, que gemía al mismo tiempo y que parecía estar devorándose a sí mismo, ávido de placer.
Y el hijo de puta al final tuvo que hacerlo, tuvo que hacer que Jason se volviese completamente loco. Sintió su sexo apresado entre los dedos del otro, mientras que mordía despaidadamente su pecho, pareciendo que quisiera realmente arrancarlo de su cuerpo.
El gemido que salió de sus labios fue el más alto y profundo de todos, en el que tensó todo su cuerpo con el correspondiente calambre de placer. Una descarga eléctrica que le era imposible controlar, y que tan solo podía soportar a base de fuertes jadeos de goce.
Mientras que él iba abrazando su cintura, elevando las manos por su espalda y satisfaciéndose a sí mismo con caricias a su trasero, escucho como Kael le hablaba, dejando los mordiscos a su cuello lo justo para poder articular frase.
Se cagaba en la puta. Claro que lo sabía, como que con Jason había follado más que en toda su puta vida. Más de lo que nadie haya follado en toda su existencia. Como que solo con verse el uno al otro y se encendían. No había olvidado cosas como el sexo en el baño de aquel restaurante, en el despacho de su club de putas o en la moto. No es que se deseasen, es que directamente habían dejado atrás sus vidas para dedicarse únicamente a follar entre ellos, y punto.
En un arrebato de furia, Jason tomó a Kael del cuello y le sacudió hasta colocarle ante sí. Un gesto que parecía casi de amenaza, como si estuviese a punto de darle un puñetazo, de hecho, su rostro estaba contorsionado por la furia. Salvo su ojo, que se clavaba en los de Kael con verdadera devoción.
-LO SE ME CAGO EN LA PUTA -bramó rabioso. Bajó la vista a sus labios, mientras introducía la mano bajo los pantalones, a medio bajar, de Kael-. claro que lo se ¿Sabes tú cuanto te quiero? -preguntó, arrancando sin miramiento alguno la hebilla del cinturón, y quitándole los pantalones de un solo tirón, como quien desenfunda un objeto.
Se enderezó sobre un Kael totalmente desnudo, suspirando por el ansia, mientras que iba desabrochándose él, con toda la lentitud posible, sus propios pantalones. Al tiempo que manejaba la hebilla con una mano, con la otra se llevó los dedos a la frente, echándose hacia atrás la melena negra, en un gesto que llevaba por completo su sello.
Fuera cinturón y vaqueros, que acabaron junto con la ropa de Kael y la camisa de Jason, a varios metros de sus dueños.
Quedó de rodillas sobre su posesión, totalmente desnudo, respirando agitadamente en una visión totalmente salvaje e impregnada en cada detalle de un erotismo imposible de obviar. Jason se veía más atractivo de lo normal vestido tan solo con su parche. Y hasta así, el ex-cantante se sentía protegido. Tan solo sin el parche estaba Jason realmente desnudo. Se recreó unos instantes en la imagen del otro, extendiendo una mano y acariciando su cuello con pasión. Las caricias fueron descendiendo por el vientre y las caderas, a medida que Jason iba bajando, cerniéndose sobre Kael como un león cazando a su presa.
Terminó por tumbarse sobre él, cubriendo con su cuerpo, más grande, ardiendo, y plenamente desnudo, todo el físico de Kael. Fuera de las fronteras que marcaba la piel de Jason, solo sentía los brazos. El resto quedaba sepultado bajo Jason Bathory. El calor acabó por invadirle a él también, sintiendo como abrasaba su cuerpo, como iba encendiéndole más y más.
Empezó a devorar su cuello y hombros con besos fuertes y mordiscos hambrientos, lascivos, mientras que se retorcía de puro placer sobre Kael. Se hizo hueco entre sus piernas, presionando con fuerza su sexo entre ellas mientras gemía.
-¿Cómo quieres que te lo haga? -preguntó, hundiendo la mandíbula en su cuello-. ¿Cómo quieres que te folle? ¿Quieres que sea cariñoso... o prefieres que te haga pedazos, cabrón? -preguntó, empezando a penetrar en él suavemente, pero imparable.
Jason Bathory- Alma sin experiencia alguna
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Re: Residencia de Jason Bathory y Kael Shade
Es que se cagaba en la puta, en su madre (que también era otra puta), en Dios y en todos los putos santos, cómo le ponía ese grandisimo cabronazo, ya directamente estaba en un estado que incluso le ponía verle parpadear, joder. Se dejó desnudar por Jason, con la piel totalmente en llamas y ávida por sentir la piel de Jason sobre ella, igual de ardiente. No respondió a su pregunta, primero, porque no le salía la voz por su entrecortada respiración, y segundo, porque no hacía falta, Jason lo sabía, sabía que era solo suyo.
"Y al revés..." pensó Kael con una sexy media sonrisa.
Otro tanto de control que se fue a la mierda mientras Jason se desnudaba, con esa molesta, asquerosa, pero jodidamente excitante lentitud suya, como si le estuviera dedicando un striptease privado. Kael estaba tumbado en el sofá con el cuerpo en plena ebullición, y sus ojos azules, con su acostumbrado destello salvaje que emanaba de su fiera interior, clavados en el cuerpo de su dueño, y con todos sus sentidos queriendo devorarle y ser él, devorado a su vez.
Abrazó su espalda con lascivia cuando Jason se tumbó sobre él, con un gemido de puro deseo al sentir de nuevo esa piel en llamas sobre la suya propia.
Y ya, desde el momento en el que sintió los labios de Jason en su cuello, besándolo y mordiéndolo como solo ese cabronazo sabía hacer, se fue a la mierda el control, el raciocinio, para que solo quedara una sensación de devoción completa. Al oir lo que le dijo y a la vez notando su abrasador aliento en el cuello, solo pudo estremecerse y dejar que sus labios dejaran escapar un ansioso gemido, al sentir a Jason entrar en él. Sus ojos se pusieron en blanco, mientras al mismo tiempo su respiración se iba acelerando. Clavó las uñas en la espalda de Jason, mirándolo directamente a su ojo de sangre.
Iba a responder a su pregunta, pero en ese instante no le salió, solo supo besarle con toda la pasión de su alma, a la vez que sus manos empujaban con firmeza pero aún sin brusquedad las caderas de Jason contra él, para jadear en su oído con cada embestida.
En un impulso, hizo que Jason se levantara, sin sacarlo de su interior, para hacer que se sentara contra el sofá. Kael se colocó encima, moviéndose de manera rápida y firme, como bien sabía que enloquecía a su dueño. Alzó los ojos hacia él, para clavar su mirada gélida en él y dedicarle esa mirada pícara e inocente al mismo tiempo que solamente Kael sabía esbozar.
¿Sabes qué jefe...?-susurró, entre jadeos, sin apartar la mirada de la suya y mordiéndose el piercing con lujuria. Se acercó a su cuello, para besarlo con vehemencia y adoración, al mismo tiempo que se iba moviendo cada vez más rápido, empezando a rozar lo salvaje. No pudo evitar morderle, pegándose más a él, necesitando su tacto. Subió sus labios hasta su oreja.-Que quiero que lo decidas tú...-ronroneó en su oído sensual y largamente, mordiéndole la oreja después.
Alzó los ojos para volver a mirarle. Se quedó unos segundos prendado de ese rostro que tanto adoraba.
-Yo también te quiero, imbécil...-soltó, sin pensar, contestando a una pregunta de mucho antes que se había quedado sin respuesta. Besó a Jason con fuerza, masticando esos labios y entrelazando sus lenguas atrevidamente, mientras los brazos de Kael rodeaban la cabeza de Jason, despeinándolo por completo sin dejar de saltar sobre él, con la razón completamente anulada y un deseo imparable.
"Y al revés..." pensó Kael con una sexy media sonrisa.
Otro tanto de control que se fue a la mierda mientras Jason se desnudaba, con esa molesta, asquerosa, pero jodidamente excitante lentitud suya, como si le estuviera dedicando un striptease privado. Kael estaba tumbado en el sofá con el cuerpo en plena ebullición, y sus ojos azules, con su acostumbrado destello salvaje que emanaba de su fiera interior, clavados en el cuerpo de su dueño, y con todos sus sentidos queriendo devorarle y ser él, devorado a su vez.
Abrazó su espalda con lascivia cuando Jason se tumbó sobre él, con un gemido de puro deseo al sentir de nuevo esa piel en llamas sobre la suya propia.
Y ya, desde el momento en el que sintió los labios de Jason en su cuello, besándolo y mordiéndolo como solo ese cabronazo sabía hacer, se fue a la mierda el control, el raciocinio, para que solo quedara una sensación de devoción completa. Al oir lo que le dijo y a la vez notando su abrasador aliento en el cuello, solo pudo estremecerse y dejar que sus labios dejaran escapar un ansioso gemido, al sentir a Jason entrar en él. Sus ojos se pusieron en blanco, mientras al mismo tiempo su respiración se iba acelerando. Clavó las uñas en la espalda de Jason, mirándolo directamente a su ojo de sangre.
Iba a responder a su pregunta, pero en ese instante no le salió, solo supo besarle con toda la pasión de su alma, a la vez que sus manos empujaban con firmeza pero aún sin brusquedad las caderas de Jason contra él, para jadear en su oído con cada embestida.
En un impulso, hizo que Jason se levantara, sin sacarlo de su interior, para hacer que se sentara contra el sofá. Kael se colocó encima, moviéndose de manera rápida y firme, como bien sabía que enloquecía a su dueño. Alzó los ojos hacia él, para clavar su mirada gélida en él y dedicarle esa mirada pícara e inocente al mismo tiempo que solamente Kael sabía esbozar.
¿Sabes qué jefe...?-susurró, entre jadeos, sin apartar la mirada de la suya y mordiéndose el piercing con lujuria. Se acercó a su cuello, para besarlo con vehemencia y adoración, al mismo tiempo que se iba moviendo cada vez más rápido, empezando a rozar lo salvaje. No pudo evitar morderle, pegándose más a él, necesitando su tacto. Subió sus labios hasta su oreja.-Que quiero que lo decidas tú...-ronroneó en su oído sensual y largamente, mordiéndole la oreja después.
Alzó los ojos para volver a mirarle. Se quedó unos segundos prendado de ese rostro que tanto adoraba.
-Yo también te quiero, imbécil...-soltó, sin pensar, contestando a una pregunta de mucho antes que se había quedado sin respuesta. Besó a Jason con fuerza, masticando esos labios y entrelazando sus lenguas atrevidamente, mientras los brazos de Kael rodeaban la cabeza de Jason, despeinándolo por completo sin dejar de saltar sobre él, con la razón completamente anulada y un deseo imparable.
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