Mansión Mon Charnaisse

Dante se quedó mirando como la chica avanzaba hacia el frigorífico, y vió el momento exacto en que sus piernas, aún algo débiles le fallaban y comenzaba a caer.

Por suerte, estaba a menos de dos metros.

Dante saltó, callendo tras ella, rodeandola y frenando su caída, quedando debajo.

Sonrió de oreja a oreja al ver que ella estaba bien.

-Mejor cocino yo^^-la tomó en brazos como antes y la dejó en la cama algo aturullada mientras Dante giraba por toda la habitación como una peonza, cogiendo platos, y vasos, exprimiendo zumo, friendo carne, y al poco rato, Aphrodite tenía una bandeja bien surtida con carne y trozos de fruta en un cuenco junto a un vaso de vino y otro de zumo de naranja.

Dante, que se había tumbado a sus pies sobre el vientre, tomó el zumo y le dió un sorbo, sonriéndola con picaronería.

-Señorita princesa, ¿desea algo mas?

-Aquí vive más gente, ¿verdad?, ¿dónde están?-le preguntaba curiosa

Siguió comiendo en silencio.

Dante tragó saliva, pensando en sus criadas, que hacía meses que se habían ido.

Todas menos una...aquella joven que había encontrado un día en su cama del piso superior, durmiendo, sin trabajo ni hogar.

Ella venía cada semana a suplicarle que le dejara seguir trabajando para él.

Hoy era domingo-pensó-hoy vendrá.


El chico remoloneó un poco antes de responder.

-Antes tenía criadas...solo una sigue viniendo

-Oh, entiendo.-bajo la mirada.-Me visto y me voy.

Apuró aquel plato de exquisita carne, se levantó de la cama y se dispuso a vestirse.

Dante se levantó tras ella, confuso.

-¿Por qué?...

-Tienes.. bueno, van a venir..-se detuvó.-¡Oh!-gritó.-En fin, ya sabes, molesto.-concluyó

Y siguió vistiendose.

-¿Molestas?¿A quién?

La voz de Dante se tornaba rígida por momentos...se estaba poniendo nervioso, como cuando no entendía algo esencial.

Suspiró.

-¿A quién va a ser? A ti y a tu amiga, supongo.

Vestida ya le plantó un beso en la frente de forma maternal y saslió por la puerta.

Dante se quedó unos segundos parado mirando como la mujer de su vida se alejaba hacia las escaleras con la boca abierta...

¿Su amiga?

De pronto todo calló sobre él como un jarro de agua fría.

Y su risa inundó la habitación.

-No tonta-dijo corriendo tras de ella, sujetándola de la mano-es mi sirvienta, nada mas, jajajajjaja, que tontita eres, después de todo, y seguimos así? jajajjaja....ains....mi pequeña

-Yo.. ¡ay quita quita!-se apartó de él.-Eres empalagoso, ¿eh?-le dijo seria.

Espero al ver la cara del chico. Y se lanzó contra él.

-Era broma, tonto.-le susurró mientras le acariciaba la cabeza.

[Bueno aquí viene Kat a hacer su entrada triunfal...(ordenes del señor jefe...XD) si molesto, que el señor master y jefe del foro (¿quien será?) que borre el post o lo cambie de lado, ala ^^]

Le havia costado un poco asumir lo que tendria que hacer a partir de ahora, pero se havia habituado a "trabajar" de eso, ya que hacia muchos años que lo hacia. Lo unico que cambiaba cada vez, era el objetivo.
Y cuando el objetivo es un antiguo amigo...el juego puede volverse mas peligroso...o mas divertido.
El jefe le havia conseguido todo lo necesario para llevar a cabo esa mission, que por alguna razon que a ella se le escapaba, le havia asignado a ella.
"Nadie entiende al jefe" -pensó una silueta femenina apoyada el el balcón de la enorme mansión que se encontraba justo en frente de la del "señor Mon Charnaisse".
Quizá solo quisiera ponerla a prueba...quiza queria ver como fallaba y tener una excusa para matarla (aunque si quisiese matarla lo huviera echo, sin importarle el echo de tener excusa o no)...
Como minimo, el asunto se veia interesante.
A pesar de parecer una chica fragil e inocente, en su interior se escondia el alma de una gran francotiradora, capaz de acertar tiros que a primera vista, parecian imposibles.
En su mano, una ballesta, una reliquia que venia con la casa y que ella se adueñó de seguida.
En la barandilla, una copa de vino tinto.
Su pelo rubio, caia resplandeciente sobre su espalda, mientras que en uno de sus brillantes ojos verdes, una especie de lente antigua reposaba.
Pero no era para nada una lente antigua...era ni mas ni menos que una lente con tecnologia de ultima generacion, que hacia la funcion de pantalla de ordenador, zoom, o un sinfin de cosas mas, tantas, que ni ella misma savia muy bien lo que podia llegar a hacer.
Gracias a la mirilla divisó a su objetivo a traves de un gran ventanal de la mansión de enfrente.
Un chico con pinta de adinerado y pelo oscuro, que se encontraba en ese preciso momento, cogiendo a una chica de la mano.
No prestó atencion a la chica, pero una sonrisa apareció en su rostro mientras miraba al chico.
-Vaya, vaya...los años pasan para todos menos para mi -dijo para ella misma con una voz dulze que no iva muy acorde con la situacion.
Cogió la ballesta y la cargó.
Una sola flecha, en la cual, havia atada, una extraña rosa de color naranja que llevaba el perfume que ella siempre havia usado.
No dudó un instante en disparar la flecha.
La ventana donde estaba el chico, se rompió lo justo para que la flecha entrara, pero no le dió.
No hay que ir desprisa en matar a la gente...si no el juego termina muy rapido.
La flecha se clavó en el suelo, un poco mas lejos del muchacho, mientras la rosa, se deshojaba aun atada a ella y el perfume llenaba la estancia.
-Volvemos a vernos, mi viejo amigo...-murmuró la silueta antes de dar media vuelta, cogiendo la copa y sin soltar la ballesta y desaparecer en el interior de su "casa" riendo.

Dante oyó el silvido de la flecha al aproximarse y se sobresaltó al ver que el crisal extallaba en mil pedazos y una flecha se clavaba en el suelo.

Apartó de un empujón a Aphrodite, tirándola sobre la cama y quitó la flecha del suelo, mirándo fijamente el agujero del suelo.

La tiradora pudo oir su grito de ira.

¡JODER EL PUTO PARQUET DEL SIGLO XV ¿QUÉ COÑO LE HAS HECHO CABRONAZO HIJO DE LA GRÁN...?!-pero se detubo al oler la fragancia.


Abrió los ojos desmedidamente y se acercó a Aphrodite, que yacía en el sofá aún algo confusa. Olfateó a la chica, y descubrió que ese perfume que se olía, no era su perfume.

Ese perfume... le era familiar...


Meneó la cabeza y se acercó a la chica.

-¿Estás bien, pequeña?

Se arrodilló al lado del sofá, y la tomó en brazos volviendo a meterse con ella en la habitación subterránea y cerrando la puerta.


-Será mejor que nos quedemos aquí...hasta que venga Massiaf...

-Umm.. ¿por qué nos escondemos?.. Necesito mis armas Dante.-miró la flecha.-Eso huele a vertedero.-le dijo señalando la flor.

Se levantó, cogió el mando que abría la cámara y salió.

-Vamos.-le apremió

Y recordó el poder que Nomad le había dado.

-¡Bu!-le dijo cuando se apareció detrás de él.-¿A qué mola?

Dante abrió los ojos y comenzó a tocarla, para asegurarse que era ella.

-Ummm...luego podrás explicármelo todo, ahora, cojamos eso que quieres y volvamos rápido

-¿No lo entiendes?-preguntó.-Nadie puede hacernos daño, nadie.

Se agarró a él. No, no iba a permitir que nadie le hiciera daño.

-Nadie-susurró Dante, hundiendo su rostro en el cabello de la chica

Aphrodite, al ver poco impresionado a su compañero decidió darle otro pequeño susto.

Ambos aparecieron en la cama. La joven reía.

-Vale, vale. Ya paro.-le dijo

Ambos se dirigieron a la tienda de armas más cercana. Dante compró sais, los queridos sais de Aphrodite, un par de nunchakus, dos subfusiles, un rifle de precisión, varias dagas y una Astra-llama de la que Aphrodite se enamoró.

Dante le compró tantas armas a Aphrodite como ésta quiso, algunas que nisiquiera conocía, pero confió en ella.

-Ahora volvamos-dijo impaciente

-¿Ya?.. Mira que ropa más fea tengo.-le dijo señalandose.-Vamos a comprar ropa, ropa bonita.-sonreía

Se acercó a él y le susurró.

-También podemos comprar lencería, lencería fina.

Dante sopesó las opciones. Y la lencería fina ganó rápidamente a irse a casa.

La tomó de la mano, y juntos se dirigieron al centro a comprar ropa, donde unos años antes, Chloe y Alex habían mirado vestidos de boda, y demás prendas de vestir...

El resto del día pasó rápido con "¿qué tal este Dante?" o "umm, ¿te gusta?", ambos disfrutaron de lo lindo.

Iban andando, abrazados.

-Ya podemos irnos.-le susurró.-Pero, ahora tendremos que entrenar.

Podría morir en ese justo momento, jamás había conocido esa alegría, esa plena alegría.

Dante asintió serio, sintiendo en su interior lo mismo que la chica.

-No se lo pondremos facil, pequeña


Se dirigieron hacia la mansión, en cuyo interior había suficientes salas de todo tipo como para entrenar a un comando de élite del ejército más destacado.

Se instalaron en una sala vacía.

-Elige arma, yo me pido un par de sais.

Se dirigió a la otra punta de la estancia.

-Sin piedad.

Dante cojió una pistola y un cuchillo corto y le hizo pucheritos a Aphrodite.

-Pero...Piedad es mi segundo nombre-Se lanza tras el sofá y asoma la cabeza por encima comenzando a disparar.

-Era broma jajajaj

Los tiros resonaban por la insonorizada habitación como platos ropiéndose, impactando con las paredes y los muebles de metal...

Aphrodite apareció detrás de él, apretando el sai contra su cuello.

-¿La bolsa o la vida?