Capítulo 1º La morada del Neutral

-Umm..-inspiró hondo.-Huele a destrucción.-le dijo mirando al horizonte.-¿Qué pasó aquí?

Con leve movimiento ambos se sentaron en el aire, todavía unidos por las manos.

-Cuentámelo.

Noche se encogió de hombros.

-Mi padre intentó dominarme y yo tuve que resistirme.


Noche no iba a rememorar más profundamente los hechos, y menos para el disfrute de ese ser. Pero sus ojos se volvieron completamente negros, sin blanco, al reaccionar con la necesidad de poder que sufrió en aquel momento, hacía ya tres largos años...

-¿También a ti te traicionaron tus progenitores?.-suspiró.-Puedo encargarme de él si quieres.-le sugirió.

A pesar de ser una diosa, Deyndra fue una niña, y tuvó padres. Y al nacer ella ambos temblaron ante todo su poder. Cada milenio que pasaba menos deseaban que estuviera a su lado, así pues con tan sólo cuatro milenios intentaron asesinarla. Pero ella pudo defenderse y acabar con sus vidas. De ahí en adelante se convirtió en una retórcida.

Noche sacudió la cabeza con una sonrisa orgullosa.

-Algunos tenemos amigos que luchan por mantenernos con vida, y eso están haciendo ellos ahora, luchar para que yo pueda mantener el equilibrio

Deyndra tanteó la mente de Noche´.

-Tienes un hijo.-afirmó.-Lo quiero.

Noche la miró con la ira volviendo a poblar sus ojos, llenandolos de esa negra niebla.

Su voz sonó como si fuera el eco de su poder en el cuerpo de un mortal, atronadora, aterrorizadora...

-Él tiene aún mas poder que yo, él te mataría antes de que pudieras pestañear-Sabía que su hijo no la mataría sin preguntar, pero no pensaba decírselo-Si quieres un hijo fabrícatelo tu misma, aunque siendo como eres, no creo que puedas crear...

Río.

-Soy una diosa, por tanto puedo crear, pero no procrear, al menos no con alguien no dios. Además, si tanto poder tiene será mejor que yo lo críe.-le explicó.-Y no, por muy poderoso que sea no podrá matarme.-le dijo finalmente acariciandole una mejilla.

-Así pues, tu señora te ordena que le des a tu hijo.

Noche volvió a reir, amárgamente esta vez.

-Verás, Ser, aquí las cosas funcionan de diferente manera. Mi hijo no es un objeto que se pueda poseer, y al no atarle ningún pacto de sangre a mí, no me pertenece más que cualquier estrella lejana.-la miró fijamente-Además, él tiene mucha menos paciencia que yo, y ya lleva educado muchísimos años...

-Umm.. Entonces tú verás. Quiero un hijo tuyo. Y lo quiero ya.-se enfadó

Su rostro cambió, era hermosamente bello, pero a la vez terrible.

-Te lo ordeno.-dijo con una fingida calma

Noche se quedó extremadamente serio. Luego entrecerró los ojos y se deshizo de la túnica, arrancando la ropa de la diosa de un tirón y empujándola al suelo.

Allí yacieron unas horas, sin amor, sin sentimiento, solo obligación.

Cuando acabaron, Noche se levantó y se vistió sin mayor contemplación.

Aún de espaldas, habló.

-Si de veras eres incapaz de crear vida a través de la union con otro ser, nunca tendrás un hijo mío. Si por el contrario, esta unión da resultado y quedas embarazada, haré lo que haga falta por que ese pequeño ser no pague lo errores de su madre y pueda vivir en paz y armonía...

Cuando se giró, los ojos de Noche volvían a ser normales, como dos espejos, sin reflejar más que repugnancia y odio hacia ese ser que le estaba obligando a hacer tales brutalidades...




En ese momento Noche solto la mano de Deyndra y la vista de ella se despejo. Comprendio que todo habia sido una vision, metida en su cabeza por Noche, y que en realidad no se habian movido del sitio, y no habrian pasado mas de unos segundos.


-Estoy dispuesto a darte un hijo, pero primero, hagamos el pacto...

Noche miraba a otro lado, como avergonzado por algo que habia hecho...

Deyndra, cerró y abrió los ojos.

-No.-dijo sin emoción alguna.

Tendría que esperar a que ese hombre la dejara marchar.

Con un chasquido de mano hizo desaparecer a Eternia.

-Aunque no te importe, la tendré sumida en un coma profundo. Aunque para ti pasen dos días para su esencia serán tres lustros. Y así hasta que su esencia se evapore.-seguía con el mismo tono, sin emoción.-Así, por lo menos si me tienes encerrada aquí por el resto de la eternidad tendrás algo con que martirizarte.

Se dirigió a una especie de gran sillón situado en el centro y se sentó allí. Los recuerdos la invadían.

-Ahora vete, no eres digno de tener mi presencia tan cerca.

Noche se cruzó de hombros y salió sellando la sala tras él.

Si la Diosa quería algo, podría hablarte mentalmente.

No sabría decir cuanto tiempo estuve allí, meditando sobre lo que había vivido los últimos tres siglos.

-Si vas a tenerme aquí, al menos entretenme.-sonó su voz por todo el palacio.

Excelente, su poder refulgía todavía. Pero temío, temío que al igual que la esencia de Eternia envejecía rápidamente en Anobii, su mundo, ella también envejecería allí.

Noche sintió la voz de la Diosa colándose por el resquicio de su puerta.

Abrió los ojos y se materializó de nuevo en la sala de las visiones, en la cual, la Diosa había instalado un espejo.

Noche la miró como mira un profesor malhumorado a una niña egoísta.

-¿Qué tipo de distracción prefieres?

-Sorprendeme, oh topoderoso Noche.

Lo detestaba, con toda su esencia.

-Pero que sea divertido, muy divertido.

Noche la miró con la cabeza alta, con una media sonrisa asomando por sus labios. Notaba como el odio de ella fluía por cada poro de su "divino" cuerpo para fluir entorno a él, esperando el momento en que entraría en su interior, destrozándolo.

Se pasó la lengua por los labios, como hambriento y habló con voz serena, pero algo irónica.

-Podríamos jugar a extallar meteoritos, se que no son mundos, pero creo que es lo qu a ti te gusta hacer, solo que a baja escala

-Otro.-dijo aburrida

Noche se rascó la incipiente perilla que comenzaba a notarse en su barbilla, ahora que Eternia ya no le "Esquilaba", como a ella le gustaba decir.

-Hummm, ¿Quieres jugar a las muñecas? A mi hija pequeña le encantaba

-¿Muñecas?-rompió el espejo de un pequeño roce.-¿Por quién me tomas, insolente?

Intentaba calmarse, pero ese idiota ..

Noche sonrió abiertamente con un gesto de maldad reflejada en la alargada y brillante sonrisa.

-¿O quizás prefiere jugar a tomar el té?-lo decía solo para herirla, en lo más hondo, para romper su voluntad y postrarla a sus pies.

Deyndra se levantó y abofeteó a Noche fuertemente, provocandole que su labio inferior se rompiera.

-Quiero una corte real para mi, por lo menos ellos sí sabrán tratar a una diosa.-le espetó

Noche sacó la lengua pasándola por la herida, cerrando los ojos ante su placentero sabor. SI algo le encantaba, era probar su propia sangre. La herida se cerró casi al instante, sin derramar sangre al suelo de piedra.

-Si el Ser desea una corte, el ser tendrá una corte.

Noche invocó en su mano el poder creador y decenas de ratas aparecieron alrededor de la Diosa, seguidas por pequeños trasgos y al final dos grandes trolls.

Como es natural, las ratas comenzaron a dar vueltas asustadas, los trasgos a comerse las ratas mientras huían de los trolls y los trolls a corretear con esa cara de estúpidos tras todos los demás, todo en circulo alrededor de Deyndra, y sin prestar ninguna atencióna Noche, que reía, con sorna...

La diosa tornando sus ojos blancos transformó las ratas, los trasgos y los trolls en corte verdaderamente real, con sus juglares incluidos, pero ´sin ningún tipo de necesidad humana,´su única necesidad era entretenerla.

-Esta gran sala se convertirá en mis aposentos, así que apartir de ahora si quieres entrar pedirás permiso.´Y sólo vendrás cuando seas llamado.-se calmó.-Y ahora fuera, estúpido.

Noche miró con superioridad toda la corte y volvió a reirse, desapareciendo de la sala, volviendo a sus aposentos.

-Y así será-sonó su voz, como último vestigio de que había estado allí

Pasó el tiempo en aquel castillo, en el que ni Deyndra ni Noche se cruzaron, hasta que un día ...