Capítulo 2º El nuevo mundo

Noche sujetó la cara de la Diosa rozando sus labios con la mano, disfrutando de la electrizante sensación hasta que la mujer suspiró. Entonces volvió a dejarla sobre su pecho y se dedicó a escrutar el futuro, oyendo la acompasada y tranquila respiración de Deyndra...

Apesar de estar junto a Noche no notó el cariño ni la ternura, tampoco la dulzura que había manado de él antes.

Cuando amaneció, abrió sus azules ojos.

-Lo siento.-se excusó con los ojos llorosos.

Y se fue.

¿-Adonde mas que entre mis brazos puedes ir para calmar tus penas, Deyndra?-La voz de noche resonó en la cabeza de la Diosa, pronunciando su nombre por primera vez...

-Lo.. lo sien.. lo siento-sollozaba

Se quedó paralizada, mirandole.

Noche dió un largo y sonoro suspiro y se lanzó sobre Deyndra con una sonrisa, envolviéndola en la sábana y tomándola en brazos.

-Yo cuidaré de vos, ohh, mi joven señora-susurró en su oido pícaramente depositando un beso en su mejilla.

Acto seguido bajó las escaleras para depositarla en el sofá, encendió el fuego y se fue en busca de la cocina...

Hacia ya casi dos semanas de aquellos hechos, y Noche y Deyndra se habían dedicado a cuidar del pequeño por el día, y a dormir abrazados cada noche.

Pero un día, Deyndra despertó en brazos de Noche, como desde hacía un tiempo, solo que estaba desnuda.

Los recuerdos la inundaron, y el rubor subió a sus pálidas mejillas, al recordar como Noche se había entregado a ella por completo, dandole todo su amor, sin ninguna frontera mas que el miedo de hacerla daño, haciéndola pasar la primera de la que serían las mejores noches de su vida.

Ala alzar la mirada vió los negros ojos de Noche fjos en ella, sonrientes....

-¿Qué.. qué pasó?-le preguntó mientras sus dedos recorrían el torso desnudo de Noche

Deyndra era una diosa, y bastante inexperta en las artes amatorias. Pero se sentía bien, feliz, verdaderamente feliz desde hace mucho tiempo.

Noche soltó una risita y se inclinó para besar dulcemente a Deyndra en los labios.

-Hicimos algo que en mi mundo llaman amar

Pasó la mano por el largo y plateado cabello de la Diosa, cariñosamente, mesándolo...


Aún faltaba un rato para que su nuevo pequeño se despertara y fuera a la cama de sus "padres" a despertarles tambien, como hacía desde que, unos dias antes, Noche se lo había pedido...

La diosa se recostó sobre el pecho de Noche.

-¿Qué es amar?

Noche supo como explicárselo.

-Amar es querer el bien de la otra persona mas que el tuyo propio, querer hacerla feliz ante todo, y estar siempre con ella. Amar es sentir que morirías sin esa persona...

-¿Y tú a quién amas?-le preguntó inocentemente

Noche suspiró y acarició el flequillo de Deyndra, sabiendo que ella no lo imaginaba.

-A ti, Deyndra, a ti....

-¿A mi? ¿Por qué?-incrédula

Noche apolló la cabeza de ella en su pecho.

-Aún no estoy seguro. Solo se que tu alma brilla mas que cualquier otra que jamás haya visto, y que mi corazón palpita mas fuerte cuando te acercas. QUe cuando estoy lejos de ti me duele, y que cuando te beso me extalla de felicidad...

-Pero tú tienes familia, esposa y amante.-le enumeró incómoda.

Se quedó mirando los oscuros ojos de Noche durante un rato..

-Voy a ver a Cize, es hora de que despierte.

Y se marchó de aquella habitación.

Noche se quedó entristecido en la habitación, pensando en como explicarle a la Diosa lo que sentía.

Era como si toda su vida llevara buscando algo, algo que le era imposible alcanzar. Para intentar reemplazarlo había intentado tener cosas parecidas, pero nunca era ese algo que él necesitaba, para el que estaba hecho.

Ahora había encontrado ese algo en Deyndra. Y no es que hubiera dejado de querer a Eternia, a Eala, ni mucho menos a su hijo. Simplemente que él estaba hecho para ella, y por eso estaba con ella...

Descorazonado por el pesar se levantó y se dirigió a la cocina a preparar el desayuno para Cize...

-Vamos Cize, tienes que desayunar pequeño.-le insistió mientras se dejó caer en la silla justo al lado del niño.-Por favor.-dijo en tono suplicante

-No, papi, quiero que papi venga.-Lloriqueaba el niño

-No cariño, Noche esta arriba, sigue durmiendo..-suspiró

Noche oyó el sollozo entrecortado de Cize desde el piso de arriba. A pesar de haber perdido parte de su poder, su oído seguía siendo mas fino de lo normal.

Rápidamente, se colocó el pijama de terciopelo negro con el sello de la casa de Deyndra bordado sobre el pecho y bajó las escaleras con ese porte regio que tenía.

Sus cabellos negros ondeando, sus ojos negros fijos en el pequeño, desviándose para mirar a Deyndra que bajaba la cabeza apenada, su ropa negra ciñéndose a su cuerpo...Solo su tostada piel rompía el esquema de negrura de su cuerpo.

-Cize, cariño, tienes que tomarte el desayuno-los blancos dientes de Noche se mostaron en una grán sonrisa que envolvió al niño, y que no pudo evitar sonreir. Solía causar esa impresion en los niños.

-Pero papi...Esque... mira, las galletas no están contentas-dijo señalando las cuatro galletas que descansaban pulcramente en un plato de fina porcelana, preparadas para ser devoradas(jeje)

Entonces Noche lo comprendió. Era él quien cada día preparaba el desayuno de Cize, y, honrando a su fama de detallista, siempre le pintaba en las galletas una cara sonriente que animara al joven a seguir el día contento, y puesto que lo pintaba con chocolate, era aún mejor. A Cize le había sorprendido tanto que casi había hechado a llorar en brazos de su "Papi" al verlo por primera vez. Desde entonces solo desayunaba si las galletas estaban felices.

Noche hizo lo propio y el niño sonrió mirando a "Mami", como diciendo, ¿Ves?, así quiero las galletas, y al instante comenzó a comérselas.

Noche se acercó a Deyndra y le rodeó la cintura con un brazo, pero ella se apartó negando con la cabeza.

"No lo entiendes, ellos importan, pero tu eres el objetivo de mi vida, lo que siempre necesité y siempre busqué"-Los susurros de la voz quebrada de Noche se elevaron entre las paredes de la mente de Deyndra, suplicantes, pidiendo, mas que el perdón, la comprensión.

Eso es lo que yo siento, Deyndra, y comprendo que no me creas, pero nunca me separaré de ti...el tiempo te lo demostrará mejor que mis palabras...

Deyndra agarró del brazo a Noche y se lo llevó al otro lado de la cocina, donde Cize no podría oirlos.

-Yo.. yo creo que Cize..-suspiró.-Creo que Cize estaría mejor contigo. Yo tengo que irme, para siempre.

Lo miró directamente a los ojos.

-Prometeme que cuidarás de él.

Noche negó con la cabeza, entristecido, controlando las lágrimas como podía.

-Mi amor...no te puedo obligar a quedarte...pero por favor...piensa en nosotros, y vuelve cuando tengas claras las cosas

Noche se inclinó y la besó con extrema dulzura sobre los labios.

Un te amo se oyó, muy suave y dulce, en el oído de la Diosa, y acto seguido Noche se giró y pasó al lado de Cize, acariciando sus cabellos. Se quedaría, como ella le había pedido. Pero nunca volvería a ser igual... No despues de perder su estrella...

Deyndra tragandose las lágrimas se esfumó. Viajó y viajó hasta perder el rumbo. Hasta perder la cordura.