Mansión Mon Charnaisse

Dante acarició la cabeza de Aph y se agachó junto al cuerpo de Ellen.

-No etá muerta-anunció-Entra dentro y desactiva todo el material del que te hablé que encuentres, nos espían como quieren esos cabrones...y han mezcado a Ellen...-Dante pasó una mano por el pelo de Ellen, esperando a la ambulancia. Sentía un muy especial cariño por ella, para él era, como ese amor que nunca pudo ser, pero que no dejaba de ser amor. Sin envargo, su corazón era de Aphrodite, eso no podía engarlo, ella era su vida, y con ella quería estar siempre.

La ambulancia llegó a los pocos minutos y se llevó a la chica. Tras ellos llegó La Police Française. Interrogaron a Dante, que era el único testigo, y este les contó una versión que le interesaba de los ehchos sabiendo que Ellen no diría nada. La bala le había inyectado una droga que borraría su memoria de las últimas semanas, como poco.

Cuando los funcionarios del país se fueron, Dante entró en casa, abrazando a su mujer, cerrando tras hechar una mirada a la casa de enfrente, peligrosa, altiva, traicionera...

-Vamos, mi amor-dijo tras girarse hacia su hogar, pero la mirada de preocupación de Aph estaba superada por una mas fuerte. La del instinto protector. Era como un resorte que se había encendido y que no se apagaría hasta ver muertos a los asesinos de Dante, o mas bien, quienes inspiraban a ser sus asesinos...

-La mort, c'est la mort mais l'amour, c'est l'amour. La mort, c'est seulement la mort mais l'amour, c'est l'amour.-dijo cantarinamente

Dante la sonrió y bajó la mano a su vientre como había tomado costumbre de hacer, acariciando la suave piel.

-Estas hecha una poetisa, amor mío-^^-

-Las hormonas, querido, las hormonas.-le sonrió.

Juntos quitaron cámaras y microfonos. Aphrodite no podía evitar gritar fuertemente en cada microfono, y reía.

-¿Un masajito en los pies, porfi?

Dante, como siempre queriendo satisfacer cada caprichito que su niña le pedía con esa voz suya tan especial, se lanzó sobre ella, tumbándola en el sofá, le quitó los zapatos y comenzó a masajearle los pies.

-¿Si que había cámaras, verdad?

-Me imagino todo lo que habrán visto..-dijo riendose.-Espero que disfrutaran de las vistas.-volvió a reír.

Se acarició en vientre.

-Ya falta poco para que la pequeña Helena este con nosotros.-le contó

Dante asintió siguiendo con el masaje, perdiendo la vista en la casa.

Katrina clavó la mirada en las pantallas, que poco a poco iban apagándose, y desconectó los altavoces después del primer grito de la chica embarazada.
Ellen había pecado de confiada y ahora estaba camino del hospital...y conociendo a Dante, dudaba mucho que ese fuese un disparo normal...aun así, tuvo tiempo de retener la imagen del nuevo personaje que acababa de entrar en escena.
Juraria que lo habia visto antes...¡a si!
Rebuscó por los archicos de su ordenador hasta que dió con toda la informacion que tenia de Chloe...allí estaba el, ese desconocido, solo que muchisimo mas joven.
Alex Blackfield, el ex de Chloe y padre de Ethzan.
La verdad, esque el parecido entre padre e hijo era sorprendente.
Sonrió.
Bueno, habia averiguado bastantes cosas...el asunto de los micros y las camaras, solo era un contratiempo.
A parte de Ellen y Chloe, todo el personal de esa casa, pertenecian a "la organizacion"...no le costaria nada emviar a alguien con micros en su cuerpo a trabajar en casa de el.
El problema era que con el embarazo de la mujer, Dante estaba ams alerta.
También habia descubierto que Dante seguia sintiendo algo por esa chica...aunque amara mas a Aphrodite, a Ellen tambien la amaba y eso, seria una baza en su contra.
Estaba segura de que el podria herirla, pero jamás llegar a matarla a menos que Ellen no fuera tan idiota como para ir en contra de Aphrodite, y ella habia dejado claro que no iba a tocarle un pelo a la mujer.
Se giró en la silla de escritorio e imprimió la foto de Alex.
Sonriendo, llamó a Ethzan.
-He encontrado a tu padre, querido -le anunció.
Un brillo macabro y calculador apareció en la mirada del chico.
-¿Donde está?
Katrina sonrió.
-En la casa de enfrente...al parecer es el guardaespaldas personal de Dante o algo asi...acaba de enviar a Ellen al hospital.
La ira crispó sus facciones y apretó los puños, pero en seguida se recobró.
-Mientras el maestro (el se refiere al tal Nomad asi) no me llame, me quedo aquí -anunció- Yo me desaré de el.
-No hay prisa...mañana irás a ver a Ellen y seguirás a su lado sin desengancharte de ella ni un segundo, hasta que se recupere y le den el alta. Cuando lo hagan, la traerás directamente aquí...si alguien pregunta, eres su novio y estás muy preocupado por ella.
Cogió la foto de Alex que acababa de imprimir.
-En cuanto a tu padre...el será tuyo, pero no hay prisa. Templa tus nervios, chico...todo a su momento.
Se giró.
Pulsó un botón y se abrió una trampilla, por la que subió, saliendo directamente al Hall de la mansion, donde la aguardaban todos los sirvientes.
Los miró uno a uno y sus ojos cayeron sobre una de las mas jovenes de todos.
-Tu -dijo señalandola- ¿Como te llamas, preciosa?
-Victoria, mi señora -dijo ella nerviosa.
-Dime...¿cuantos años tienes?
-11, señora
-¿Sabes usar un arma?
-Si, señora
-¿Puedes dejar de llamarme señora?
-Si, señora
-..............................bueno, el caso esque tu te vienes conmigo.
Llevó a la chica a una habitación aparte y la miró.
Era el alma de la inocencia en persona.
En fin...corromper la inocencia de las almas puras era un juego divertido.
Rebuscó por unos cajones hasta que lo encontró.
Un pendiente de ultima tecnologia que era en realidad un micro, pero su aspecto era sumamente normal, el tipico pendiente de plata que era una bolita minuscula.
-Ponte esto.
La sirvienta obedeció.
-Ahora escuchame bien...si fallas, te mataré -sonrió dulcemente- Tu unica misión consiste en irte de sirvienta a la casa de enfrente...inventate las excusas que quieras, tirate al mayordomo, haz lo que sea epro metete allí...y una vez dentro, simplemente haz tu trabajo de sirvienta. Lo unico que deves hacer, es no quitarte nunca este pendiente...a menos que no tengas que ducharte...el pendiente no debe mojarse ¿oyes?
Si pierdes el pendiente, te mataré y te aseguro que lo aré de forma dolorosa.
Y ahora...¡largo!
La niña, llorosa, se apresuró a salir corriendo de la casa y perderse en la oscuridad de fuera.
Katrina sonrió.
Las piezas comenzaban a moverse y el juego se iniciaba.
Al dia siguiente iria a ver a Ellen al hospital

Chloe estaba asomada a la ventana de su habitación cuando vio a Ellen desplomarse.
Sus ojos se abrieron como platos y sin pensarlo un segundo salió disparada de la casa en dirección a donde estaba Ellen, pero la ambulancia ya se la llevaba.
Katrina la iba a oír...poner en peligro a Ellen...a SU Ellen.
Ellen era su cantante estrella, estaba hasta las narices de que Katrina la manipulara a su antojo.
Entró en su coche azul de siempre y salió zumbando detrás de la ambulancia.
El ruido del coche (tan familiar para algunos) resonó durante unos instantes en la oscuridad de la noche.

Por su parte, una llorosa Victoria (las lagrimas no eran fingidas, eran bien reales) muy asustada llegó al umbral de la puerta de servicio de la mansión de Dante y llamó.
-Por favor...-dijo entre sollozos- ¿hay alguien aí?

Un profundo dolor la hizo caer al suelo.
Notaba que ese dolor la iba sumiendo en una inconsciencia oscura y tenebrosa, de la que luchaba por escapar, pero al final la venció.
Fué vagamente consciente de que había calculado mal, Dante la habia atacado...¿como podía haber pensado que no le haría nada? Si ella jamás le había importado lo mas minimo.
Pero entonces, notó una caricia...era el.
Eso la desarmó y bajó la guardia.
Entonces la inconsciencia aprobechó para acabar de engullirla.

(Si a alguien le interesa, sige aquí: https://losgrandesdel50.foroactivo.com.es/centro-ciudad-f11/concurrido-hospital-t35.htm#994)

Dante escuchó el timbre y fué a abrir.

Al mirara afuera vió a una niña llorando a moco tendido que le pidió que la dejase trabajar allí.

Dante, antes que nada, la llevó hasta un sillón, la sentó, la tapó y le llevó un chocolate caliente, preocupada.

Alex salía a observar nosequé cosa.

Cuando la niña volvió a pedirle trabajo, Dante se rascó el mentón

-Preguntemos a la señora de la casa...

Aphrodite miró de arriba a abajo a la niña.

-No. Ni hablar. Sólo eres un niña, y aquí no se va a obligar a que una criatura trabaje como una sirvienta. Lo siento, pero la respuesta es no.-respiró y miró a Dante.-Al menos por mi parte.

Dante miró a la niña. No tenía donde vivir, no tenía que comer. Luego miró a su mujer...

No podía correr riesgos.


-Lo siento pequeña, pero...


En ese momento....

Se oyó un disparo que impactó en la cabeza de la niña, salpicandolo todo de sangre.

Aphrodite se limpió la sangre de la cara.

-Era una trampa.-dijo desdeñosamente.-Dile a alguien que queme el cuerpo y limpie este estropicio, por amor de dios.

Dante asintió, neutral.

Cuando todo estuvo limpio volvio con su esposa, a mimarla un rato...

Dante la abrazaba y besaba, pero Aphrodite se apartó.

-Lárgate de aquí.-decía mientras miraba hacía otro lado para no ver los heridos ojos de su amado.-No puedes quedarte aquí y esperar a que todos estemos muertos. No quiero que mueras, y no lo pienso permitir.

Le besó, como si fuera la última vez.

Dante la miró serio.


-Largate tu. SI te vas, vpy contigo, nunca lo dudes. Estamos juntos aquí, tu y yo. Además, si salieras de aquí morirías, y yo no lo permitiré. Si me voy tambien y tampoco voy a permitirlo. Así que cierra esa sexy boca a no ser que quieras decirme que me amas-el beso de Dante acalló las quejas de Aphrodite.

Hacía un tiempo que llevaba con lo mismo, pero Dante no lo permitiría...Nunca

Cuando sus labios se separaron ..

-Vale, todos corremos peligro. Pero esencialmente tú, no puede ser que me busquen a mi. Yo acabo todo lo que comienzo, y lo sabes. Decide, o alguno de los dos se va o dejamos la defensa para pasar al ataque. No pienso quedarme aquí de brazos cruzados mientras convierten a la gente en coladores.-djo refiriendose a la niña sirvienta.-Y mucho menos a ti.

Dante negócon la cabeza frustrado.

-Ocupate de proteger a nuestro hijo, yo me portegeré solo.

Dicho esto, cojió su bastón de madera noble y salió a la calle, hacia el hospital donde descansaba Ellen...

Aphrodite estuvo esperando a su amado. Vigilante. Vigilando aquella casa. Vió a una hermosa mujer rubia, pero sólo por medio segundo. Suspiró esperando a Dante. Esperando al padre de su bebé.

-Tu padre pronto volverá, ya lo verás.-le decia a su vientre, aunque parecía que intentaba auto convencerse.

Aquella noche, Dante volvió a casa. Abrió la puerta intentando no hacer ruido y se coló por ella cerrando.

Todos estaban durmiendo.

Sigilosamente bajó a su habitación, donde descubrió una escena que le enterneció.

Aphrodite estaba, tumbada en su cama, abrazando una almohada en la que había pegado un pos-it que ponía "Quita la almohada y ponte en su lugar, te amo, Aphrodite". Al lado de la chica había una foto de los dos, una de las pocas que tenían, donde salían abrazados, sonriendo. Ella había debido estado viéndola toda la noche, pensó él.

Sin mover a su esposa, Dante quitó la almohada, y se tumbó tras Aphrodite, rodeándola, posando una mano en su pecho, sobre su corazón, y la otra sobre el pequeño que crecía dentro de su amada, notándose en el bulto incipiente, pero aún pequeño que se notaba en su vientre. Se pegó contra ella sabiendo que Aph siempre sentía frío en la espalda, pues delante ya tenía una fuente de calor que la mantenía en temperatura. Así, abrazando a las dos personas que ahora eran su vida, Dante se durmió sujetando a su esposa y a su hijo, tapados los tres por las rojas mantas que los mantuvieron calientes toda la noche.

Aphrodite se removía en pesadillas. Gritaba, pataleaba, lloraba, luchaba.

Sintió que la sujetaban, la abrazan y besaban. Abrió sus verdes ojos.

-Dante..-le susurró al oído mientras se recostaba sobre su pecho para llorar profundamente.

Dante la abrazó mas fuerte y acalló sus sollozos con los labios.

shhhhh-susurró en su oido-tranquila pequeña, tranquila amor mío, shhhh shhhh, princesa.... te amo, perdóname...

[Visto que nadie contesta, sigo...XD
A ver...representa que es el dia siguiente]

Ellen se había escapado del hospital.
Sabia que sufría amnesia parcial, pues no recordaba nada de los últimos meses, a pesar de que ese tal Ethzan la había puesto al corriente de todo...
¿De todo?
No. No sabia que había pasado con Dante.
En su memoria, hacia apenas un dia o dos que se habían acostado.
Joff aun no había regresado del extranjero y ella no era ni cantante, ni mucho menos, madre (aunque ser mamá de un bebé, es algo que no le desagradaba del todo).
Así que se presentó titubeante en la puerta de Dante.
Un flash le vino a la mente, en donde llovia y de repente sentia mucho dolor en uno de sus brazos, el herido.
Se miró el brazo, con los ojos abiertos, mas no conseguia recordar exactamente que porras habia sido ese flash...¿un recuerdo quiza?
Movió la cabeza para despejarse y se llevó la mano al pelo...para darse cuenta de que lo llevaba mucho mas corto de lo que imaginaba.
Se miró en el retrovisor de un coche allí situado y se dió cuenta de que no llevaba sus piercings.
Seguro que se los habian quitado en el hospital.
Por Dios, que cara mas horrible llevaba.
Suspiró.
Se arregló un poco su claro cabello y llamó a la puerta...

Dante abrió la puerta con el rostro tapado bajo la sombra de la capucha de una capa que se había puesto para un "jueguecito" que había estado desarrollando con Aph, y miró a la joven de maltrecha cara que le observaba desde la puerta.

-¿Eres tu Ellen?-preguntó

En ese mismo momento, Alex apareció tras la chica y apuntó a su sien con una psitola.

-Entra-ordenó.

Ésta entró mirando asustada a Dante, que se hizo a un lado.

Alex llevó a la chica al salón, y la sentó en un sofá, dispuesta a interrogarla.

-¿Por qué has venido?