Mansión Mon Charnaisse

Aphrodite lo abrazó fuertemente.

-¿Dónde te habías metido?-sollozaba.-Desapareciste de repente.

Y lloró en sus brazos, como cada madrugada había deseado desde aquella fatídica noche.

Dante no pudo retener algunas cautivas lágrimas que surgieron de sus ojos.

-Me fui lejos, donde él no pudiera alcanzarme, pero si seguirme, lejos...tan lejos....

Dante no recordaba demasiado bien el año posterior a su marcha de Madrid, pero recordaba lo esencial.

Envolvió en las mantas a la chica que temblaba profusamente y besó su cara y su cuello, intentándo pasarle parte de su vida con cada uno de sus besos, haciéndo que se sintiera algo mejor, al menos...

Y si Aphrodite ya había llorado durante todo el rato, en ese instante rompió a llorar como nunca lo había hecho.

-Dante, Dante, Dante, ¿me amas?

Su olor, dulce como siempre, pero había algo distinto, el olor de otra persona.

-Oh, tienes a alguien.-se separó de él.-Yo no.. lo siento, no quería ..

Dante sabía a quien pertenecía y de quien estaba enamorado, por eso cuando Aphrodite se apartó el la retubo mirandola a los ojos con una triste sonrisa.

-Ella no me ama, simplemente me usó cuando me necesitó y luego me mandó a casa...está casada...

-Pero tú.. tú la quieres, puedo verlo en tus ojos.

Se deshizo de sus brazos, pero cogió una de sus manos y la retuvo entre las suyas.

Dante suspiró confuso.

-A sido una luz perdida en el océano de la niebla...pero no puedo olvidar cuál es mi verdadera vida, y donde no debo inmiscuir a otras personas... Tu mejor que nadie me entiendes....

-Yo..-suspiró.-Hace tiempo que me perdí, apenas tengo memoria de mis recuerdos, apenas recuerdo todas las emociones que viví. Sé que te amaba, pero tú te fuiste. ¿Qué hace que esta vez sea distinto? Quizás te vuelvas a ir mientras duermo.

Dante sintió que el cuchillo que él mismo se había clavado en el corazón se removía.

Se separó un poco de ella, para no abrumarla, ni asustarla.

-Yo solo se que hice lo que hice porque no vi otra manera...porque todos los que amo mueren a sus manos, y tu no podías morir también. Lo siento...no puedo desterrar mis errores de mi pasado, pero te juro que no me iré ni está noche, ni ninguna. Ahora tu eres mi ama, ¿Recuerdas?Mi vida por la tuya...

Volvió a suspirar, pero esta vez de alivio. Se acomodó en el pecho de Dante y se quedó profundamente dormida en sus brazos.

Dante no había dormido en toda la noche, sus ojeras le delataban. Aunque mirándolo por otro lado, los últimos tres años él había tenido ojeras cada día...Pero ella estaba bien...

Se acomodó en la almohada, notando la suave piel de Aphrodite contra su cara.

Su pequeña Aphrodite había vuelto...ahora era su responsavilidad cuidarla, y lo haría.

La joven despertó asustada, temblando. Estaba sola, de nuevo. ¿Habría sido todo obra de su imaginación? No sabía dónde estaba, la oscuridad lo inundaba todo.

Intentó levantarse, pero apenas tenía fuerzas. Su cuerpo, su mente y su corazón no formaban un mismo ser. Su corazón yacía muerto; su mente cada vez estaba más podrida y su cuerpo envejecía cada día más rápido.

Volvió a recostarse en forma fetal y se inhibió de cualquier cosa.

Cuando Dante volvía de su relajante "salida de aguas", el joven vió a Aphrodite acurrucada temblando, con los ojos fuertemente cerrados.

Dante se lanzó sobre la cama, rodeando a la chica con los brazos besando su frente susurrando palabras a su oído.

-Aph, mi pequeña, no te preocupes, descansa, soy yo, estoy aquí, contigo, mi amor...no mi amor, descansa, mi niña,mi vida...

Siguió susurrando hasta que la joven se acabó durmiendo entre sus brazos.

Les tapó con la roja manta y decidió no volver a moverse hasta que ella desperatara, besando sus cabellos y acariciando sus mejillas...

La joven se removía en pesadillas, pero notaba unos cálidos brazos sujetándola, un aterciopelada voz susurrándole. El miedo se alejó, abrió sus verdes ojos y lo vió.

Se sonrojó, como aquel lejano día en el parque de atracciones.

-Buenos días-musitó.

Cada fibra de su ser necesitaba besarle, y no se opuso. Le besó, pero con ferocidad como lo había hecho hace unos años, sino con ternura, con añoranza.

Dante la miró con una deslumbrante sonrisa.

-Mi pequeña

La besó, pasando la lengua por los labios que la chica presionaba contra su boca, casi temiendo despertarse de un sueño.

Dante la recostó en la cama, ella estaba cansada, pero se acostó a su lado abrazándola, sin separar sus bocas y pasó la mano suavemente por su cara, apartándole el pelo con suaves caricias, besando y acariciando con la lengua cada parte de sus labios, recorriendo su cara con los dedos.

En una brebe separación para tomar aire consiguió decir a través del nudo de su pecho.

-Yo soy tu muro...

Pero acto seguido los labios de ella silenciaron sus palabras, volviendo a sellarlos, con necesidad, y suavidad.

La joven, aterrada de destrozar aquel momento se dejo asir y desasir por él. Se dejó llevar, sintiendolo en cada célula de su cuerpo.

Ahora estaban juntos, abrazados, después de todo lo pasado. Y debían pensar en como recuperar fuerzas, porque al menos ella sí las necesitaba, una lucha se acercaba y todos debían luchar, ya habría tiempo de sobra después para los arrumacos... o no.

-Te quiero.-le susurró

Dante disfrutó de la union de sus almas como nunca había vivido nada. Se sumergió plenamente en Aphrodite, siendo suyo, dejando que sus cuerpos se aliaran contra el cansancio y el dolor, dándoles fuerzas.

Cuando, agotados, se recostaron contra el colchón ella habló.

Las lágrimas asomaron a los ojos de Dante, que escondió el rostro en el hombro de la chica, entre sus sedosos cabellos.

-Y yo a ti...mi pequeña-Le dijo con voz ronca...

Suspiró, pensando en los días que vendrían... al menos estarían juntos, ante la lucha....

-Oh, Dante, Dante, mi Dante.-le decía mientras esa extraña fuerza se apoderaba de ella.

Se detuvo en cada centimetro de su cara. Hasta que suspiró y dijo:

-Necesito mis armas, o algo que se parezca a ellas.-le besó.-Pero antes de eso necesito recuperar fuerzas, y sólo tú puedes ayudarme es eso.-admitió con una sonrisa pícara y volvióa besarle, pero con lujuría esta vez

Aphrodite ya estaba recuperándose.

Dante sintió cosquillas cuando las manos de ella recorrieron su cara y atrapó uno de los dedos suavemente entre sus dientes.

La miró fijamente mientras hablaba, asintiéndo con la cabeza, succionando levemente el dedo a veces, hasta que ella le besó con lujuria liberando su mano.

Dante calló hacia atrás ante el empuje de Aphrodite, que parecía recuperar fuerzas.

-jajaja, me haces cosquillas mi amor ^^ yo tengo fuerzas para repartir entre los dos jajaja

Un sonido hizo que Aphrodite estallara en carcajadas.

-¿Me vas a alimentar o vamos a estar todo el tiempo jugando?-le preguntó juguetona.-Yo optaría por ambas.-decía sonriente

Dante asintió con la cabeza, sumiso.

-Pero no se, tengo miedo de levantarte y dejarte sola unos segundo,¿y si me hechas de menos?

-Entonces, llévame contigo.-le aconsejó.

-Pero si me coges, que sea como a una princesa.le dijo con tono infantil

Dante se levantó con una floritura y la tomó por las rodillas y los hombros, alzándola en volandas, tapada con la roja sábana, como simulando a un largo vestido del renacimiento, pues se le ajustaba en el pecho, como en un escote, y se le aflojaba en la cintura, callendo libre.

La llevó hasta una de las mesas, donde se sentó colocándola sobre sus rodillas, apollada en su pecho.

Acercó un plato con fruta y señaló.

-¿Plátano o pera?

-Sabes que prefiero la carne.. pero sino hay otra cosa.. ¿ni fresas, ni cerezas, ni naranjas, ni piña? ¿sólo plátano o pera?-decía mirando distraída el cuello marcado de Dante.

¿Ella le había hecho eso?

Su pie izquierdo subía y bajaba desde la rodilla hasta el tobillo de Dante.

Dante rió entre dientes pasando la mano por el muslo de Aphrodite, calentándolo.

-Estoy en escasez y no me apetece perder este precioso tiempo cocinando, así que...¿Plátano o pera?...aunque si te apetece, también tengo barritas energéticas y revitalizante para el cuerpo y la mente-dijo carcajeándose, imitando un anuncio que hab´´ia visto hacía ya...¿tres años?

-Uhm..Vale, cocino yo.-se levantó de un salto y fue hacía frigo.