Las clases...¡Qué espanto!

-Yo voto por ..-bostezó y prosiguió- .. dormir. Vota tú.

Dante sonrió y se recostó hacia ella, bostezando levemente.

-Durmamos entonces

Pero en vez de cerrar los ojos, observó atentamente el cuerpo de la chica, rememorando los últimos días...

Habían sido, como poco extraños. La herida de la pierna aún le dolía, pero no era nada que no pudiera aguantarse.

La chica notaba la mirada de Dante sobre ella.

-¿Por qué me miras? Estas embobao.-le dijo.-Puff, ahora ya no tengo sueño.. ¿qué hacemos?

Dante la miró pensativo.

-Pareces una amiga que tenía en París, siempre me preguntaba todo el rato¿Y ahora que hacemos?

-Seguro que sí, pero yo soy más guapa.-y rió.

Con un grácil movimiento se levantó y se metió en el baño para arreglarse. En unos diez minutos salió.

-¡Tacháááááááán! Te toca cambiarte, niño.

Dante resopló y se metió en su enorme armario.

-Bah, no me apetece arregarme-Se oyó desde el interior del armario(al estio Bender XD) y a los pocos minutos Dante salió con unas deportivas grises con el logotipo de nike, unos vaqueros un poco rotos por abajo, por el uso quizás, y un jerey de cuello alto marrón oscuro y negro.

-¿A donde me llevas, mami?

-Vale, no te riegues ni te arregues pequeño.. pues, la verdad yo sólo conozco tiendas caras y bares peligrosos, además de que si fueramos de bares tendría que ir armada, protegerte y todo eso ¿sabes? así que, decide tú, haz el favor.-le explicó a Dante

Cogió el abrigo y la bufanda y se dirigió a la puerta.

-Surprise me.

Dante bufó metiendo la pequeña pluma que siempre llevaba en el bolsillo del vaquero.

-Bufanda en Madrid-refunfuñó-con lo agusto que está.

Luego, en voz alta, siguió a su acompañante a la salida.


-Yo solo conozco garitos bohemios, librerías, El retiro, el zoologico, el parque de atracciones y un par de enclaves de música clásica y celta, elige tu

-¡Parque de atracciones YA!

Los dos jóvenes fueron hasta el metro y lo cojieron en dirección casa de campo, donde pararon saliendo por la parada de enfrente del metro.

Cuando se acercaron, las grandes puerdas de acero estaban abiertas, dando a diferentes cabinas con vallas de metal.

Al pasar por una de ellas, puesto que el sitio estaba medio bacío a esas horas, una amable chica de largos rizos rubios les preguntó.

-Buenos días, ¿Desean una entrada de paseo, o prefieren una completa?

-Dos completas por favor-pidió Dante pasándole un villete de 50 por debajo de la barra.

La mujer le dió las vueltas y dos pulseras de una especie de papel indestructible que una vez pegado hacía falta un buen cuchillo para quitarse.

Dante se puso la sulla y le entregó a Aphrodite la otra.

-Vamos, las atracciones de agua en invierno deben de ser raras...

-¿Y si nos mojamos qué?-le preguntó

Acto seguido intentó ponerse la pulsera, pero no podía. Exasperada decidió pedirle ayuda a Dante.

-Ehm.. esto.. ¿me ayudas?-le pidió

Dante le quitó importancia con ese gesto que solía hacer con la mano.

-Pues compramos nueva

Luego vió que la chica pasaba problemas con la pulsera. Se la quitó de las manos y con delicadeza bordeó la muñeca de ésta, despegando el adhesivo y pegándolo en la otra punta. Entonces se dió cuenta que de "alguna extraña manera" la había pegado metida en la suya, por lo que las dos pulseras formaban dos anillos unidos.

-Oh,valla-dijo Dante sin demasiada sorpresa-parece que estamos pegados-Sonrió y le guiñó un ojo a la chica para que le siguiera hacia las cascadas...

-¿Pero .. qué coño?-miraba las dos pulseras.-¿Y si quiero ir al baño qué?-le dijo mientras andaba de puntillas para llegar a su altura.-Tío, te estoy hablando, no me ignores. Lo has hecho aposta.

Aphrodite mientras andaba junto a Dante ideaba un plan, pero los desechaba una y otra vez. Se sentía mínimamente frustrada, ya que en el fondo su estado de ánimo era espléndido, pero, prefirió seguir con su máscara de enfadada.

Dante ignorando todas sus quejas siguió andando al paso acoplándose al paso de Aphrodite y se internó por la amplia avenida ascendente rodeada de tiendas y árboles. Un poco más adelante el camino se dividía en tres, la que seguía hacia arriba, divida en dos caminos surcados de lagos artificiles, llevaba a la parte de restauración y un par de atracciones ambientadas en la selva. En el camino de la izquierda, les internaba en la zona de la maquinaria, donde colosales atracciones giraban a toda velocidad, meneando a sus pasajeros en estrechas cabinas, o lanzándoles a las vías plagadas de caídas y loopings en railes de vistosos colores.

Pero ellos se dirigieron al camino de la derecha, que imitaba una especie de ciudad maya, cuyos edificios enmascaraban una enorme pista de coches de choque, un cine en tres dimensiones, un circuito de rio, pero lo mejor llegaba al final.

Justo en el límite de la zona infantil, donde los artilugios se estrechaban y las dimensiones disminuían, había un enorme y medieval castillo de piedra y madera.

Dante sonrió a la chica y respondió a su acusación de antes.

-Vale la pena tenerte enganchada^^

Sin decir nada más atravesó la entrada del enorme castillo y lo cruzó hacia su interior.

Al salir por el otro lado, podían ver una montaña artificial con una cascada del tamaño de un edificio de seis pisos que caía en vertical hacia un lago de aguas verdes, pero transparentes.

Unas enormes barcas remontaban un "río" hasta la cima de la montaña y caían por la cascada, probocando una oleada de gritos de pasajeros y observadores, que miraban impresionados desde un puente en medio del lago, cuyas aguas subían con cada barca que caía...

Ni que decir tiene, que todos salían empapados.

-¿Te apetece?

-Hace frío-le respondió.

No es que llevara sus mejores galas ni nada, pero era cierto, hacía frío. Suspiró.

-Esta bien, pero sin las chaquetas. Y.. después me sueltas, ¿vale?

Lo cierto es que le encantaban los parques de atracciones, pero era muy quejica por lo del frío. A ella le gustaba ir a principios de verano y acabar empapada, pero no en pleno invierno.

Aphrodite hubiera preferido las atracciones de loopins, pero volvió a suspirar y comenzó a andar en dirección al agua. Aquello estaba lleno de niños, tenía la sensación de estar rodeada de enanitos que tenía que esquivar.

-Umm, como quieras

Se dirigieron hacia la caseta de al lado de la cola y dejaron al hombre del mostrador la chaqueta de la chica y el jersey de él.

A Dante le molestaba ir solo con la camiseta, pero se aguantó y fueron hacia la barca, sentándose en el último asiento, donde había espacio solo para dos.

Sentándose en el lado que daría al desfiladero, Dante se acomodó estirando las piernas y los brazos como si de un viaje de placer se tratase.

Aunque había ido pocas veces al parque de atracciones, siempre le había gustado la vista cuando la barca llegaba a la cima de la montaña

Aphrodite estaba preparada, la tenía las piernas en sus posiciones. Se acomodó con el respaldo pero sin soltarse del todo.

Ahora ya no iba atada a Dante, menos mal. Le dió un golpecito en la cabeza.

-¿Preparado?-le preguntó.-Cuando esto baje haz el favor de no gritar como una nena, ¿eh? Que aunque seas un niño no lo aparentas y eso sería malo para tu reputación de chico malo.-rió

Dante la miró con la ceja izquierda temblando de contenerse la risa. Y en el momento en que cayeron estalló en carcajadas.

Reía mientras se agarraba con los brazos extendidos hacia los dos lados a los asientos.

La ola levantada por el morro de la embarcación al caer cayó sobre las últimas filas, empapándoles notablemente. Pero peor habían salido los del puente.

Cuando estuvo en el lago, la embarcación comenzó a girar por el río para volver al muelle.

-A veces dices cosas muy dibertidas que delantan como eres de verdad, ¿sabes?

-Oh, ¿enserio? Sorprendeme, ¿cómo crees que soy en realidad?-le decía mientras se apartaba el pelo mojado de la cara.

Genial, estaba empapada y su pelo se volvería rizado. Dante se las pagaría, aunque fuera un poco.

Dante observó la expresión ceñuda de la chica. Aunque a pesar de la cara que le ponía, le había parecido que sonreía cuando bajaban por la cascada...

Te lo diré cuando me digas lo que quiero oir-Respondió tirando de ella fuera de la barca, ayudándola a subir. Ella desdeñó su ayuda y el se encojió de hombros dirigiéndose a la caseta, esquivando a la gente.

En un instante volvió con su jersey y la chaqueta de la chica.

Le pusó el jersey y le pasó la chaqueta para que ella misma se lo pusiera.

No parecía importarle que solo llevaba una camiseta de manga corta, empapada, aunque, claro, nunca había pillado un resfriado, así que no creía que esa fuera la proverbial primera vez.

-¿A qué te refieres?-le susurró al oído.

Dante se acercó lo suficiente para que las puntas de sus narices rozaran.

-Algún día lo descubrirás sin que yo tenga que decirtelo...

Volvió a sonreir achinando los ojos y se dió a vuelta separándose de ella unos metros...

-Oh, creo que ya entiendo..-mientras decía esto se iba acercando poco a poco hacía él, cuando estuvo a medio palmo de la cara de Dante paró.-Pues no, mira que piense lo que piense no sé a que te refieres, niño.

Y se fue en dirección de las buenas atracciones, esas que cuando bajas sales mareado, esas que te ponen boca abajo una y otra vez.

Dante la siguió hasta la que parecía la montaña rusa mas rápida, con caídas mas altas y mas probabilidades de marearse. "El abismo" rezaba en cartel a la entrada de la genuína montaña rusa pintada de negro, cuyos coches, cada vez que pasaban, dejaban un debastador rastro de hojas levantadas y un fuerte ruido.

La primera vez que monté aquí, nos paramos a medio giro y quedamos un cuarto de hora boca abajo-Observó Dante sonriente. Se acercaba la hora de comer, si tras unas cuantas atracciones Aphrodite seguía con el estómago en su sitio, podrían comera algo.

Aphrodite sonrió.

-No le tengo miedo a esto, tranquilo. Y seguro que aquel episodio de tu vida te traumatizó.-se acercó a él y le dió dos palmaditas en la espalda a modo de consuelo.-Vamos, se valiente para mi.

Lo agarró de la muñeca y lo arrastró hacía la pequeña cola de la atracción.