Las clases...¡Qué espanto!

Dante la siguió hasta la cola y negó con al cabeza, apollandose en la pared cercana.

-Si, creo que esta noche buscaré a Massiaf para que me de compañía tras rememorar este trauma

Soltó una carcajada y se subió a uno de los asientos colgantes que había en parejas, pues la cola se había disuelto con los rápidos viajes.

Una barra bajó, sellándole contra el asiento, como si de una lata se tratase.

Giró la cabeza y miró a Aphrodite, que se había sentado a su lado, y con una sonrisa sarcástica le dijo:

-Te tomaré la mano cuando me entre el pánico

-¿Sabías que no tienes remedio?-miró a su alrededor.-Tienes que aparentar ser mi hermano pequeño y no el tio que quiere acostarse conmigo, ya sabes esas cosas son de mayores.

La atracción comenzó en ese preciso instante, a la joven le dió tiempo a ver la cara de pasmado de Dante, lo había dejado fuera de combate.

Cuando aquella gran máquina terminó su recorrido, un recorrido escaso según Aphrodite, la chica miró a su compañero.

-¿Qué?¿Decías algo?-le preguntó

Dante se rascó la coronilla y se dirigió a la salida.

-Nada...

Aphrodite corrió para alcanzarlo y lo agarró del brazo

-Ey, ¿qué te pasa ahora?-estaba realmente preocupada

Dante se giró. Y turbios recuerdos poblaron su mente.

-Todos tenemos un pasado que no nos gusta airear-Dijo con la voz inexpresiva y monocorde que había empleado con ella al principio.


Verla ahí, sonriendo de oreja a oreja, con los cabellos rizados por la humedad...

No podía ser, se parecía demasiado, dolía demasiado...

Sin decir nada siguió andando lentamente hacia la salida...

-¡Dante!-volvió a correr hacía él y lo volvió a agarrar, pero esta vez no sería tan fácil que se soltara.-Eh, enserio, ¿qué narices te pasa?¿eres tonto o qué?

La paciencia de Aphrodite se estaba agotando y no soportaba que la gente de alrededor estuviera mirando, no lo soportaba.

Dante le dirigió una mirada tan expresiva como un espejo sin nadie que le mirara. Ella sufriría, por su culpa, tarde o temprano acabaría como todos los demás...

Al ver la atención que estaba llamado, tomó la mano de Astarté y la acompañó a la salida de la atracción, donde se apoyó con una pared de la esquina y se deslizó hasta sentarse en el suelo.

-Lo siento Aphrodite, pero siento que esto no traerá mas que dolor

La voz de Dante seguía inexpresiva, contenida, como un bloque de mármorl, aún sin tallar.

Exasperada le dió un puntapié en la pierna que tenía la herida.

-Tú eres tonto, pero tonto del culo.-suspiró y se sentó a su lado.-Dime qué demonios pasa.

Dante sintió la punzada en la pierna, pero no reaccionó. Estaba perdido en los recuerdos.

Cuando la chica se sentó a su lado, él respondió.

-Me recuerdas a alguien, y eso me turba

Aphrodite frunció el ceño.

-¿A quién pequeño? ¿a quién te recuerdo?-le preguntó dulcemente

La chica cogió la mano de Dante.

-A alguien que he sepultado en el fondo de mi corazón, y no pienso dejar salir.

Suspiró y se lavantó sin soltar la mano de la chica.

-Pensandolo bien, no te pareces tanto como creía

-Claro que no, yo soy la bella e inigualable Aphrodite Astarté, descendiente de Venus la diosa griega del amor, belleza y placer.-la manera en que le dijo, aposta por supuesto, hizo que Dante sonriera.

Realmente Dante parecía afligido, así que no le soltó su mano.

-¿Hacía dónde vamos?-le preguntó mientras se acercaba lo máximo a él

-Comamos-dijo simplemente algo más tranquilo mientras se dirigía a la zona de los restaurantes.

Dante se colocó a la fila de una hamburguersería y compró dos grandes hamburgesas con ketchup y un vaso de agua y otro de cerbeza.

EL billete de 50 disuadió al vendedor de preguntarle su edad.

CUando volvió afuera, se sentaron en unas mesas que había detrás de la tienda, en medio de un pequeño pradito, solitario, silencioso y tapado por la tienda.

-Uhm, comida basura.-rió.-Mi preferida.

Después de acabarse esa barbaridad de hamburguesa Aphrodite sacó su paquete y se encendió un cigarro.

-Bueno, ¿vas a contarme quién es la persona a la que te recuerdo? o al menos el por qué.-le dijo

Y volvió a coger su mano, pero esta vez entrelazando los dedos de ambos.

El chico rió ante el comentario, y su cara comenzó a tornarse de nuevo amigable.

Dante, cuando se hubo comido la hamburguesa, se puso a hablar sobre la tal Kathrina.

-Hace ya casi un año, ella y yo eramos compañeros de cuarto, y bueno, hicimos amistad. El caso es que se parece a ti físicamente, pero sus ojos eran algo más perfilados, y sus labios más finos. Y vuestra personalidad es completamente opuesta, por supuesto. Todo fué bien hasta que un día, ella desapareció... Desde entonces no he tenido compañero de cuarto hasta ahora...

-Vamos que se asustó cuando te vió desnudo, comprendo.-se quedó pensativa.-¿Y nada más?¿Se fue sin más?-le intentó interrogar

Dante volvió la cabeza enfadado.

-Puede que la señorita Reina de las belleza desee buscarse un principe por ahí, y dejarme tranquilo-dijo molesto

-Oh, soy un niñito que sólo sabe enfadarse.-le teatralizó a Dante.-Venga no te piques, no seas tonto. ¿Nos vamos a dar un paseo o algo? Me aburro aquí.

Aphrodite se levantó y tiró de Dante, que apesar de haberse enfadado no le había soltado la mano, y pensaba que era tonto cuando se lo encontró.

-Bah-Dijo Dante enfurruñado. Pero la siguió sin rechistar

Aphrodite paró en seco dándose la vuelta para mirar a Dante a los ojos.

-Venga ya, déjate las tonterías y vamos a disfrutar de este día. Ahora lo que podrías hacer es irnos de aquí e irnos a nuestro cuarto. Y si el señorito esta a disguto con la compañía me iré.

Y le soltó para dirigirse a la salida del parque. A pesar de la hora todo estaba lleno de niños pequeños. Mientras iba caminando se quitó el jersey de Dante y mirando hacía atrás se lo tendió cuando este lo cogió ella siuió andando.

Dante se puso su jersey y se sintió mucho mejor al tenerlo puesto.

Con una carcajada agarró el brazo de Aphrodite sujetándola.

-Vamos, Aphrodite, no seas tan cría como yo, dame un buen ejemplo y pórtate como un adulto

Sonrió retándola a decirlo...

-Déjame.-le ordenó en voz baja pero bastante furiosa, y se deshizo de su brazo.

Aphrodite se dió cuenta que llevaba el pelo rizado asíque se lo recogió en una especie de moño.

-Imbécil.-murmuró

Dante se dió una palmada en la frente.

Siguió a la chica rápidamente y se puso frente a ella, tapándo la estrecha salida.

La sonrisa se había esfumado de su cara.

-No puedes huir de mi-susurró-Aunque ahora sea lo que más deseas

Aphrodite lo apartó y siguió adelante. Si había un concurso de tozudos, obviamente lo ganaba ella.

Apesar de su cabezonería poco a poco fue yendo con más lentitud para que Dante se pudiera poner a su altura, cuando por fin lo hizo..

-La has cagao tio.-le dijo la francesita.-Ahora me enfado y no respiro.-pero obviamente siguió respirando.

Dante la rodeó rápidamente tapándole la nariz con una mano y colocando sus labios sobre los de ella.

Al principio, Astarté se quedó paralizada con los ojos abiertos, pero luego comenzó a resistirse, y Dante la soltó, haciéndose a un lado, por si deseaba salir.

Había valido la pena-pensó- aunque ahora le diera una buena hostia...