Las clases...¡Qué espanto!

Aphrodite se levantó y se encerró en el baño.

-Si no me deja salir, yo no le dejaré entrar.-se dijo a sí misma.

Dante cerró los ojos agotado y se quedó dormido. No supo cuanto tiempo durmió, pero cuando volvió en si, se sentía mucho mejor.

Entonces oyó la voz de ella...

Aphrodite cantaba, no sabía como pasar aquel tiempo. Ya se había leído todas las partes de atrás de los champús, geles, etc. estaba ya tan cansada.. No sabía cuanto tiempo llevaba allí, sus músculos apenas respondían..

Dante abrió los ojos, y guiado por la hermosa voz entró en el cuarto de baño, cuyo seguro se había desactivado al cerrarse las demás puertas.

Cuando entró Astarté le miró con odio y dejó de cantar

-No pares...por favor...-dijo Dante con la voz mas fuerte esta vez. Se recuperaba bien.

Se sentó lejos de ella, para no molestarla aún mas y soltó un gemido a verse la herida. Se la vendó

de nuevo y volvió a hablar

-No voy a mentirte, no siento esto, te quiero a mi lado y si esta era la única manera no me arrepiento. Peor sería que te hubieras ido y no supiera jamás el porqué de esto que siento...

Dante se calló un poco avergonzado. Nunca le había sido molesto hablar de sentimientos con los demás, pero no sabía porque, temía que ella le repudiara...

Haciendo lo contrario que le pedía el chico se calló.

-Déjame salir.-y esa vez no lo ordenó, casi parecía una súplica.

Dante se rascó el mentón pensativo.

-¿De veras quieres irte?¿Estás completamente segura de que quieres olvidar este tiempo que has vivido aquí?

Ella ignoró la pregunta.

-Eres imbécil.-refiriéndose a su pierna.-¿Por qué lo hiciste?-cerró y abrió los ojos.-¿Por qué quieres que me vaya y luego me quede?¿Por qué?-le preguntó finalmente.

Aphrodite se levantó como pudo y se metió debajo de las mantas de su cama, mirando hacía la pared.

-Deberías pedir algo de comer, y alcohol para esa herida.-le dijo a Dante alzando la voz.

No sabía como sentirse, estaba totalmente desconcertada. Tenía sed, hambre y estaba terriblemente aburrida. Se preguntaba estarían preocupados por ellos, pero recordó que eran las vacaciones de navidades y hasta dentro de una semana no volverían a las clases; también se preguntaba donde estaba el tipo gay, Massiaf. Sus pensamientos iban de aquí para allá, pero siempre tenían algo en común y eso era él.

Dante se levantó tras la chica y pulsó el botón. Toda la habitación volvió a abrirse.


Por el movil pidió comida para dos y se fué al baño a labarse la herida con alcohol y ponerse vendas de verdad.

Cuando salió, ella estaba bajo las mantas.


SUspiró de alivio, no se había ido.


Entonces entró el servicio de comidas con lo obio y lo dejó sobre la mesa de cristal.

-Si quieres comer, aqui hay para los dos-señaló Dante dubitativo. Luego de un rato sin respuesta, cojió un plato de ensalada con un tenedor y un baso de agua y lo dejó en la mesilla, donde ella podia alcanzarlos

-No me gusta la ensalada.-y asomó la cabeza.-Soy más.. uhm.. carnívora.-y sonrió maliciosamente.-¿Me podrías pedir algo de vodka?

Ella también había decidido, pero no iba a ser fácil.

Dante asintió sonriente y le acercó un plato de carne guisada mientras pedía la bebida.

Cuando la trajeron, le puso la botella con una copa en la mesa y se sentó en su cama con las piernas cruzadas comiendo la ensalada, mirándola curioso...

Se incorporó y sentó en su cama, comió. Después de terminar cogió la botella, se levantó y se sentó al lado de Dante y le ofreció. Este dijo que no, ella bebió una gran trago y le volvió a ofrecer, esta vez Dante sí bebió. Se acabaron la botella entre conversaciones banales, risas y muy poca vocalización. Ambos se quedaron dormidos.

Cuando Aphrodite despertó ya era de madrugada. Se levantó cuidadosamente, bastante mareada. Encontró sus malestas debajo de la cama de Dante, las cogió y puso cada cosa en su lugar. Necesitaba relajarse, así que decidió darse un baño, cogió algo de ropa limpia y cerró la puerta.

Como de costumbre empezó a cantar.

Dante no había bebido Vodka en mucho tiempo... Dante estaba un poco borracho.

En la madrugada, una dulce y melodiosa voz le despertó. Una voz que transmitía una melodía que se quedó grabada en el ebrio cerebro de Dante, y que seguiría allí mucho tiempo.

Sin poderlo resistir cojió un marco en blanco de debajo de la cama y una pluma con un bote de tinta, acarreandolo todo al baño, se sentó dentro apollado en la puerta, aún sin abrir los ojos y entonces colocando el marco frente a su cabeza, apollado en el suelo, comenzó a pintar lo que escuchaba. El marco le tapaba la cara, y borracho como estaba no vió siquiera a Aphrodite dandose su baño, simplemente siguió pintando tranquilamente hasta que la dulce melodía se detubo.

El chico frunció el ceño y aparto el cuadro, buscando al causante del cese de la hermosa voz, pero entonces vió a Astarté, mirándole fijamente, con una expresión que jamás había vislumbrado en sus hermosos rasgos. Son hermosos-pensó Dante, por primera vez. Nunca la había mirado buscado belleza, sino amenaza, y en ese momento la había visto como era por primera vez...

Aphrodite algo inquieta se tapó rápidamente.

-¿Qué haces?-preguntó

Dante tenía la mirada perdida, ¿aún no se le había pasado?, pobrecillo.

-¿Estás bien?-Aphrodite se agachó un poco para que Dante la viera.-¿Dante?

Dante sacudió la cabeza y giró el cuadro, mostrándoselo a su compañera.

En la pintura se podía ver un claro en la ladera de una montaña rodeada de árboles, donde bajaba una cascada, y dentro de ella, una bellísima mujer que se bañaba.

El cuadro era tan real que parecía a punto de salir del papel e invadir la habitación, y la voz de Aphrodite parecía encajar perfectamente en la melodía de los trazos, como si fuera parte de ellos.

-Lo llamaré, la melodía divina-Dijo Dante sonriente.

Entonces fijó sus ojos en Aphrodite y le sonrió.

-Gracias por existir

Dicho esto cojió el cuadro y la pluma con la tinta y hechó a andar muy contento y con la borrachera menos fuerte hacia la cama. Aún era el amanecer...

La cara que puso Aphrodite sí era un cuadro. Se asomó y llegó a tiempo para ver como Dante se desplomaba cómicamente en la cama. Se sintió un poco culpable, era un niño, sólo tenía quince años y lo había emborrachado.

No sabía que hacer, asíque después de vestirse, ordenó el cuarto. Se aburría tanto.. decidió irse de compras, le escribió una nota a Dante que decía ..

"Tranquilidad, no te embales, me he ido de compras. Y sí, volveré. No llames a la CIA para que vaya a buscarme.

Aphrodite Astarté"

Dejó la nota en la mesita de noche de Dante y le dió un beso en la mejilla, le dejó la marca de su carmín.

Dante sintió la suave caricia de sus labios y cuando la oyó irse se levantó perfectamente.

No sabía por qué había fingido su ebriez, de tal manera que hasta él se la había creído, pero si sabía que hecharía de menos a Aphrodite.

Entonces vió la nota y la leyó.

Que bonita es su alma-pensó sonriente.

Y se levantó a ordenar, pero todo estaba ordenado...

Frunció el ceño y decidió entrar en internet hasta que ella volviera.

Últimamente frecuentaba un foro de rol, llamado La tumba, en el que dos personas vivían un amor prohibido, pero estaban siguiendo adelante, sin hacer caso a los demás...

Se quedó en el foro hasta que la chica volvió a entrar...

Al entrar, exhausta de tanto pasear y mirar escaparates dejó las bolsas encima de su cama.

-¿Se te ha pasado ya todo enano?-preguntó la sonriente Aphrodite.

La joven cogió ropa más cómoda, se cambio y se puso a ordenar su nueva ropa. De fondo se oía el clic clic de teclado.

Dante se giró apagando el ordenador y sonrió.

-Ya estoy bien, gracias-luego se acercó a la chica y miró por encima de su hombro-¿Qué traes?

-Ropa.-le miró.-De chica.

Dante asintió y se dirigió hacia la ventana.

-Voy a salir, ¿no te vallas de Madrid, vale?

Dicho esto apuntó su número de movil en un papel, lo dejó en la mesita y salió por la ventana sin darse cuenta de que llevaba la marca de labios en la mejilla...

Hace unos días se querían matar y ahora .. las hormonas de ese chico no estaban bien, y bueno, las de Aphrodite tampoco.

Aphrodite necesitaba comprobar algo. Llamó a un amigo y quedó con él justo en la calle que se podía ver en su ventana. Estuvo allí con el chico hasta que vió a Dante a lo lejos.

Dante caminaba por la calle enmarañado en sus pensamientos, girando la esquina del internado sin prestar mucha atención a nada, sus pensamientos eran más importantes.

Pero al acercarse, vió a Aphrodite con un chico.

La sangre subió a su cabeza rápidamente y los celos se reflejaron en su cara, turbando su mirada.

Pero se contuvo. Ese chico no estaba haciendo nada malo... además, el no era quién para decidir eso...

Apretando los puños y los dientes pasó por delante de ellos y se metió en el baño, lavándose los dientes

-Oh, de verdad ha sido genial verte.-y le dió un abrazo a su amigo.-Espero verte pronto, Daniel.

Estaba tan de buen humor que subió a su cuarto tarareando y dando saltitos.

-¿Daaaaaaanteeeeee?-preguntó medio cantando.-¿Dóóóóóóóndeeeeee eeeeeeeestáááááááás?-seguía con aquella tontería de hablar cantando